jueves, 28 de febrero de 2013

Desafío Fortalezas-Ronda 2013: cimentando el éxito

Finalmente, ayer me entoné un poco, señal inequívoca de que estoy casi recuperado del fugaz proceso viral del martes. Por si acaso, no pasé de 16 kilómetros de aeróbico extensivo, haciendo un trabajo fraccionado que me dejó muy buen sabor de boca. Luego, por la tarde, disfruté de otra sesión de fisio con Jose en Fisioizquierdo, para cuidar algunas molestias que van apareciendo aquí y allá y poner las piernas a punto para el domingo. Las visitas al fisio tienen en mí dos efectos: por un lado, el meramente fisiológico y muscular; por el otro, el no menos importante efecto relajante de un buen rato entre amigos que aman el deporte y con los que puedo compartir mis inquietudes, mis expectativas, mis miedos,…

Hoy me he dado cuenta de que ya sólo quedan 72 días para los 101 kilómetros de Ronda, y 21 días menos para la Ruta de las Fortalezas. El tiempo vuela, no cabe duda, y mañana estaremos entrando en marzo casi sin darnos cuenta. Empiezan las dudas sobre si la preparación es o no la adecuada, si estoy haciendo suficiente volumen, si estoy enfocando los entrenamientos de forma correcta… Puede que lo que planeábamos hace un par de meses se haya visto alterado por una lesión, por una enfermedad o simplemente por circunstancias personales.

Además de todo, uno entra en los foros y se pone a leer, y parece que todo lo que hace se le queda corto. Lo que leemos no hace sino generarnos más dudas, de tal forma que acabamos convenciéndonos de que tenemos que hacer más y de que quizás deberíamos variar la estructura de nuestros entrenamientos.

Unos hacen más volumen, otros recomiendan tiradas largas,…

Hablamos de ritmos, de tiempos, de estrategias,…

Fortalezas 2012
Sin embargo, en muchos casos no se tiene en cuenta que lo que les vale a unos a otros no les vale, principalmente porque es muy complicado que dos personas partan de la misma base. En esto de la resistencia, lo acumulado a lo largo de años de entrenamiento cuenta, y mucho, de tal forma que de temporada en temporada observamos no sólo una mayor tolerancia a los volúmenes de entreno, sino además una mejora de la entrenabilidad de nuestro organismo, que no es otra cosa que la adaptación a las cargas de trabajo, así como la optimización de las mismas.

Creo que el concepto “progresión” hay que entenderlo no sólo como un hecho aislado dentro de una misma temporada. En los deportes de resistencia, como en otros muchos, esa “progresión” abarca un período de tiempo mucho mayor. Lo que hicimos a lo largo de los años influye en gran medida en lo que hacemos. Cuanto más sólidos sean los cimientos (la base aeróbica) sobre los que construimos nuestro entrenamiento diario, mejor.

Al final, lo importante es tener confianza en lo que estamos haciendo y centrarnos en disfrutar de nuestra carrera. Hay que ir paso a paso en este terreno tan apasionante pero a veces tan complicado, tener paciencia y entrenar dentro de nuestras posibilidades.

El equilibrio y el sentido común deben ser los pilares fundamentales sobre los que, a su vez, cimentar nuestro presente, pero sobretodo nuestro futuro, como corredores de fondo.

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Entreno o descanso?

Hace rato que ha dejado de nevar. Y yo, que tenía la romántica esperanza de que continuase durante toda la mañana y de bajar a la Casa de Campo a estampar las huellas de mis zapatillas en los senderos blancos…Eso sí, hace un frío que pela y, por lo gris que está el día, no parece que el sol se vaya a animar a calentar en ningún momento. Así que hoy, entre el tiempo y que estoy medio griposo, voy a hacer las cosas bien y me conformaré con un rodaje muy, muy tranquilo alrededor del lago.

nieve en casa de campoNo es lo que tenía previsto, pero ayer me pasé todo el día con mal cuerpo y, aunque hoy me he levantado mejor, creo que haré bien en seguir recuperándome. Si acaso me encuentro con fuerzas, igual alargo hasta los 10 o 12 kilómetros, pero no más. No se trata de exprimir al organismo, y si ayer estuvo flojo, hoy seguro que me agradece esta pequeña pausa. Mañana será otro día.

Salir a entrenar en contra de la voluntad del propio cuerpo no es, desde mi punto de vista, una gran idea. Cuando, a pesar de una ligera enfermedad o de otros signos más o menos evidentes de que algo en nosotros no funciona como es debido, nos empeñamos en calzarnos las zapatillas y hacer como si nada raro sucediese, en realidad estamos comprometiendo nuestro estado de forma y nuestra salud. Nos parece que no podemos perder ese día de entrenamiento. De ninguna manera. Bajo ningún concepto.

¿Qué será de mi preparación?

¿Cómo voy a perder este dulce estado de forma?

¿Cómo voy a parar de entrenar?

No PUEDO parar. No DEBO parar.

Pero la realidad es bien distinta. Lo cierto es que, en esas circunstancias, tu preparación se verá comprometida si fuerzas, tu dulce estado de forma se verá resquebrajado en muy poco tiempo y tu organismo te obligará a parar aún más tiempo en cuanto detecte la inclemente agresión a la que le estás sometiendo en estos momentos de indefensión. PUEDES parar. DEBES parar.

Parar, en muchos casos, no significa quedarse en casa mirando por la ventana. Quiere decir que nos vamos a dar un respiro, que hoy vamos a salir a disfrutar, a poner los cinco sentidos en las señales que nos envía el cuerpo, que nos olvidaremos por una vez del crono, del pulso, de los kilómetros,…y simplemente haremos lo que sintamos que debemos hacer.

Tuve durante un tiempo la oportunidad de aprender de un grandísimo entrenador. Cuando me mandaba los programas de trabajo, nunca incluía una semana de descanso. “No te preocupes”, me decía, “el organismo nos dirá cuando tenemos que parar y descansar”. Y así era: cada cierto tiempo, el cuerpo se rebelaba contra el proceso de entrenamiento y me pedía a gritos un descanso. No era una cuestión de si ahora elijo o no elijo. No había más posibilidades. “O paras, o te paro yo”, parecía gritarme. Y vaya si lo hacía. Tal vez si en esos momentos hubiese sabido interpretar determinadas señales habría logrado sacar más partido a lo que hacía. No lo sé. A toro pasado es muy fácil decirlo.

Así que hoy, como digo, toca descansar. Igual luego me sorprendo a mí mismo y me entono.

Igual empieza a nevar de nuevo y cuaja…

martes, 26 de febrero de 2013

Calidad "media": competir también es entrenar

Quedan 5 días para la media maratón de Cartagena. En un principio, ni siquiera contemplaba participar en esta prueba aunque, después de todo lo acontecido con el Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro, creo que ha sido un acierto en todos los sentidos incluirla en el calendario de competiciones de 2013 y, consecuentemente, en mi preparación para la Ruta de las Fortalezas y los 101 kilómetros de Ronda.

Por un lado, a día de hoy me hace especial ilusión correr en Cartagena, ya que el Proyecto 101 está destinado, como sabéis, a recaudar fondos para la Junta Local de la AECC de esta ciudad, y es una buena oportunidad para que más gente se adhiera al mismo. Por otro, siempre supone un pequeño desafío correr una media maratón con un objetivo concreto. Y eso que, en un primer momento, pensaba salir sólo a rodar para acumular un poco más de volumen y complementar la distancia con unos kilometrillos extra tanto antes como después de la prueba. Pero considerando mi estado de forma actual y los dos diezmiles de las últimas semanas, ¿por qué no aprovechar para, además de todo, intentar hacer una buena carrera? Por supuesto, eso no quita que entre el calentamiento, la media y la recuperación posterior me vaya a ir hasta los 30 kilómetros.

Considero que es fundamental incluir esos kilómetros de calidad ya que, como he comentado en alguna otra ocasión, eso hará que las piernas y el cuerpo se acostumbren a ir rápido, lo cual se traduce en mayor comodidad a ritmos más lentos. A menudo olvidamos que no sólo se trata de hacer kilómetros: complementando nuestras salidas largas con otras más cortas y de mayor calidad conseguiremos mejorar nuestra base aeróbica, o lo que es lo mismo, lograremos, a igual nivel de esfuerzo, correr a más velocidad.

Además, al menos a mí me pasa que en entrenamiento, sin ese plus de motivación que implica la competición, no soy capaz de exigirme tanto, aún cuando incluya sesiones de mucha calidad. Es en carrera cuando doy ese 110 %, sin perder de vista el hecho de que no deja de ser otro paso de un largo camino y que el objetivo está un poco más adelante. Por eso, planificar competiciones a modo de hitos intermedios donde se fijen objetivos menores de acuerdo a la preparación es muy conveniente, y no hará sino mejorar el resultado final del proceso, siempre que se haga con sentido común y cierta lógica: si mi meta es correr una media maratón, me vendrá bien hacer algún 5000 o 10000 en el momento adecuado; si mi objetivo es correr una maratón, además de 5000 y 10000 habrá que correr alguna que otra media...

Lo importante es que no olvidemos que para correr rápido hay que entrenar rápido. No siempre, pero si de forma habitual. Así que debemos buscar la forma de engañar, en cierto modo, al cuerpo. La competición es una de las formas de hacerlo. Luego, claro está, hay que dejar que el organismo asimile el esfuerzo realizado para completar el proceso y obtener las mejoras deseadas. Paso a paso, iremos acercándonos cada vez más veloces al objetivo final. 

Corriendo...

Rápido...

lunes, 25 de febrero de 2013

Series de subida al Calvario: sensaciones vs. prestaciones



Esta mañana a primera hora me he imprimido una copia del perfil de la Ruta de las Fortalezas 2013. Pronto haré lo mismo con el de los 101 kilómetros de Ronda. Sé que, a partir de este momento, en muchas ocasiones mi mente jugará con las distancias, los desniveles y los tiempos, intentando imaginar las sensaciones que tendré aquí y allá, en esta subida o en aquel tramo de llano, tratando de recordar cómo me encontraba yo en un punto determinado durante la prueba del año pasado. Por más que quiera imaginármelo, sólo vienen a mí breves imágenes de la carrera, y la mayoría de los kilómetros son lagunas mentales que transcurrieron sin más, centrado en el esfuerzo de progresar lo más rápido posible.

Ayer fue un buen día de entrenamiento. Hacía frío y soplaba el viento, pero no estuvo nada mal. Tenía previsto llevar a cabo unas cuantas subidas y bajadas al santuario del Calvario. Es una buena forma de trabajar la potencia que tan necesaria es en determinadas ascensiones, cuando la pendiente es tan fuerte que la zancada se reduce a una mínima expresión y los talones, en la mayoría de las ocasiones, no llegan a tocar el suelo. A eso hay que sumarle el hormigón y los escalones tallados en la piedra, que obligan a importantes esfuerzos suplementarios.

La subida al Calvario es un buen ejemplo de sufrimiento intenso y más o menos prolongado. Desde que uno deja la carretera tiene la sensación y el persistente deseo de ponerse a andar. Los primeros metros tienen un par de cuestas cortas pero realmente duras, con un pequeño descanso al bordear un murete que, a continuación, da paso a un par de curvas de terreno escalonado en las que es conveniente buscar una trazada amplia antes de llegar nuevamente a la carretera.

Después de cuatro o cinco metros de asfalto, comienza la parte verdaderamente complicada de la ascensión: apenas ochocientos metros sin un mínimo respiro. Al principio, el hormigón se agarra a la suela de las zapatillas, en una zona de pendiente máxima. Posteriormente, el terreno se fragmenta, rocoso y con escalones en la piedra, antes de girar a la izquierda, en la zona más asequible. Luego, al pasar junto a una edificación semiderruida, el hormigón vuelve a hacer acto de presencia y el camino se inclina al máximo: curva cerrada a la izquierda, y vuelta a las piedras, con giros y más giros hasta la última zona, donde los escalones cumplen su función de suavizar mínimamente el esfuerzo.

Al coronar queman los músculos y los pulmones, pero rápidamente hay que lanzarse en un incómodo descenso asfaltado, en el que intento no luchar demasiado contra la fuerza de la gravedad. Después de la parte más inclinada, curva cerrada a la derecha y un terreno de falso llano en el que se pueden gastar muuuuuchas fuerzas en el afán de mantener la velocidad. Sigue un breve tramo de buena carretera, e inmediatamente después se toma el sendero que transcurre junto al muro del cementerio: una bajadita estrecha y divertida que nos llevará finalmente al punto de partida de la subida.

Después de entrenarMis sensaciones durante la primera subida fueron pésimas. Mi organismo no estaba preparado para acumular tanto lactato en sangre a tan tempranas horas. Afortunadamente, tras la bajada y poco más de un minuto de descanso, el cuerpo supo interpretar de qué iba todo, y se comportó decentemente en las dos siguientes subidas y bajadas, cuando a igual nivel de esfuerzo progresé sin tanto sufrimiento. No tanto en la última, donde el cansancio acumulado me pasó factura, y reconocí el momento de volver a casa.
Considero que cuando se hace un trabajo intenso de series hay que utilizar la primera a modo de ajuste orgánico, y no darle demasiada importancia a las sensaciones. El nivel de esfuerzo de esa primera repetición suele ser alto y las sensaciones pésimas. Para hacer un trabajo efectivo, hay que tener en cuenta que las siguientes repeticiones nos exigirán un nivel de esfuerzo menor para mantener e incluso mejorar las prestaciones, ya que por entonces el organismo se habrá adaptado a la carga y gestionará mucho mejor la producción y eliminación de lactato.

De ahí la importancia de realizar un buen calentamiento previo a una sesión intensa, o de utilizar esa primera serie a modo de "ajuste" en un entrenamiento de repeticiones. Al inicio del ejercicio se llevan a cabo una serie de procesos anaeróbicos que generan gran cantidad de lactato, previamente a una regulación posterior. Las malas sensaciones suelen ser debidas a estos procesos: el cuerpo necesita acostumbrarse a lo que le estamos pidiendo. Las series consiguientes irán mucho mejor.

Por eso, incluir en el calentamiento de una prueba que nos exigirá un esfuerzo grande casi de manera inmediada un poco de intensidad no nos vendrá nada mal. Con una pequeña pausa posterior, se favorecerá la autorregulación orgánica a la que me refería, y las sensaciones al comenzar a correr serán mucho mejores: menor nivel de esfuerzo que en el calentamiento y mejores prestaciones. Si, a pesar de ello, siguen las malas sensaciones, simplemente puede que ése no sea tu día. Y ahí no hay nada que hacer, más que tener paciencia. ¡Ya vendrán días mejores!

jueves, 21 de febrero de 2013

Aprovechando que llueve...un respiro

Después de haber enganchado cinco días seguidos de entreno desde el sábado, y aprovechando que llueve con ganas en la capital y que no tiene ninguna pinta de parar en la próxima hora y media, hoy me voy a dar un pequeño respiro. A ver si así las pequeñas molestias que tengo van remitiendo, por un lado, y por el otro cojo fuerzas para el fin de semana, ya que el domingo me espera un entrenamiento duro de verdad: entre 25 y 30 kilómetros con una serie de entre 5 y 6 subidas al Calvario, para terminar después con la ascensión al castillo de San Julián.

De momento hoy, como digo, aprovecharé para descansar un poco, y rodaré tan sólo 10 o 15 minutos muy, muy tranquilo, y dedicaré unos minutos más de los habituales a estirar pues, como os contaba ayer, estoy notando en mis carnes el aumento de tensiones que conlleva correr más rápido. Estoy seguro de que mi cuerpo agradecerá el miniparón, y de que mañana o pasado estaré como nuevo.

Lo cierto es que el día me viene que ni pintado. Hay ocasiones en las que fastidia un poco más estar cansado o con molestias, sobretodo si luce el sol y hay una buena temperatura (como ayer en Madrid), que es cuando apetece correr. Así que no está de más ir echando un vistazo a la previsión meteorológica de vez en cuando, para encajar lo mejor posible los días de descanso, y adecuarlos cuando se pueda no sólo a nuestras circunstancias personales, sino a las condiciones meteorológicas reinantes (sé que no es fácil...).

Esta claro que el día de una prueba concreta, haga el tiempo que haga, hay que correr, y que tenemos que estar preparados para todo. Por suerte, de ahora en adelante el tiempo irá mejorando. Se nota en las tardes, que se alargan cada día un poco más. Desde luego, cuesta menos salir a entrenar en esas circunstancias. Si se puede elegir, mejor correr con 15 graditos y sol que con lluvia y viento, ¿no?.

De todos modos, y dado que el camino es largo, seguro que habrá días en los que no haya más remedio que salir a capear el temporal. Esos días cuentan doble, ya lo sabéis, así que ¡ánimo y a entrenar!

miércoles, 20 de febrero de 2013

Mejorando la base aeróbica

Faltan diez días para el próximo paso del Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro: la media maratón de Cartagena. A pesar de que llevo unos días con unas molestias en la zona intercostal izquierda debidas a una pequeña contusión, poco a poco los entrenamientos van surtiendo efecto, y mi base aeróbica está mejorando día a día. Desde el lunes por la tarde los dolores han ido remitiendo a base de hielo y pomada antiinflamatoria, y ahora puedo respirar casi con total normalidad y corriendo apenas lo noto.

Las dos competiciones de la semana pasada, junto con la acumulación de kilómetros con anterioridad y posterioridad a las mismas, han dado paso a una buena supercompensación, y ahora, a igual nivel de esfuerzo, he experimentado un notable aumento de la velocidad media de mis entrenamientos, así como un descenso importante del tiempo de recuperación. No obstante, habrá que seguir trabajando en la misma línea y poco a poco ir aumentando el volumen de entrenamiento. Espero que el resultado se aprecie a corto plazo en la media de Cartagena, aunque lo importante es seguir acumulando kilómetros de calidad y a la vez ir mejorando la base aeróbica, de tal forma que aumente la velocidad media de los rodajes "sin esfuerzo".

Por si acaso, hoy me toca otra vez sesión de fisioterapia. La verdad es que es una suerte contar con la experiencia de Jose, de Fisioizquierdo, sobretodo ahora que las cargas de trabajo comienzan a ser importantes. Lo único malo de rodar más rápido y del aumento del volumen  es que se generan más tensiones a las que también hay que acostumbrarse. Así, desde esta semana y hasta mayo he decidido pasar de una a dos sesiones de fisioterapia semanales, más aún cuando a partir de ahora los domingos tendré una tirada que andará por encima de los 30 kilómetros habitualmente, en la mayoría de los casos con un perfil rompepiernas.

Lo lógico es que paralelamente a un incremento del nivel de exigencia haya que darle al cuerpo más cuidados, pues es en esta fase cuando más expuesto se está a una lesión, y a partir de ahora el tiempo es oro. Es muy conveniente, bajo mi punto de vista, integrar en el entrenamiento un plan que prevenga la aparición de dolencias que, en el mejor de los casos, nos obliguen a parar unos cuantos días. Como dice el refrán, más vale prevenir que curar. 

Ser un atleta no implica sólo correr, sino hacerlo con garantías de éxito. Además, no todo tiene que ser sufrir...

martes, 19 de febrero de 2013

Desafío Fortalezas-Ronda 2013: el factor humano

Aunque hoy no toca entrada del Desafío Fortalezas-Ronda 2013, no he podido evitar ponerme a escribir, después de leer algunas opiniones (muy respetables, poco respetuosas) en los foros de las páginas oficiales de ambas pruebas. No voy a referirme a ninguna en concreto, más que nada porque sería dar publicidad a algo que, a pesar de su respetabilidad, no la merece.

Nunca llueve a gusto de todos. En particular, parece que siempre llueve a disgusto de algunos, siempre los mismos, que se dedican a cuestionar el buen hacer, la limpieza y la transparencia del mucho trabajo de unos pocos, cuya voluntad y entusiasmo han convertido a estas pruebas en un referente nacional y en modelos organizativos y humanos. Con sus virtudes y sus defectos, como es natural. Pero ejemplares hasta en eso.

Hay un libro de John Carlin llamado "El factor humano", en el cual está basada la película "Invictus", del gran Clint Eastwood. En él se resalta la importancia que tuvo Nelson Mandela en la transición del modelo de apartheid sudafricano a un sistema de gobierno democrático e igualitario. En otras palabras, se hace evidente la importancia del factor humano, o lo que es lo mismo, cómo las mismas circunstancias y los mismos medios pueden convertirse o no en grandes oportunidades en función de quién los gestione.
Para mí, la razón de que los servidores se colapsen el día de las inscripciones en ambas pruebas también tiene que ver con ese factor humano al que se refiere Carlin. Habiendo otras pruebas también de larga tradición y distancias similares a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que hace de estas dos algo especial es, sin duda, la gente que está detrás de las mismas, entre bambalinas, cuidando que todo salga lo mejor posible, echando horas y horas de trabajo únicamente recompensado en forma de satisfacción personal.

Los 101 kilómetros de Ronda y la Ruta de las Fortalezas de Cartagena son carreras épicas no sólo por la distancia o el sufrimiento contenido en tantos kilómetros, sino por la esencia de esos kilómetros, la humanidad y el compañerismo que muchos no saben o no quieren entender. Hace unos días lo hablaba con mi amigo y compañero de fatigas, David. ¡Qué gran acierto ha sido poner en marcha una prueba como las Fortalezas, tanto como lo fue en su día la idea de crear los 101 kilómetros de Ronda! Impresiona ver lo que estas pruebas aportan a la gran cantidad de gente que se implica en ellas.

Desde enero, o incluso antes, los fines de semana Cartagena es un hervidero de marchadores y corredores que se afanan en progresar por los empinados senderos que rodean la ciudad. Y a buen seguro que en Ronda, y en muchos otros sitios, la sensación y el ambiente son los mismos. A mí me parece que éste es un síntoma de buena salud para cualquier ciudad. Al menos, es lo que respiro los domingos por la mañana.

La Ruta de las Fortalezas y los 101 kilómetros de Ronda son dos aciertos no sólo deportivos, sino sociales. Y no hay que olvidar que son eventos posibles únicamente gracias a la ilusión de unos pocos que seguramente, y en más de una ocasión, tienen que luchar contra viento y marea. Es una pena que haya quien no sea capaz de apreciarlo. Pero bueno, hay que aceptar que a quien hoy le molesta la lluvia, mañana le quema el sol.

Ídolos con pies de barro

Hasta hace unos meses de la pared de mi cuarto de baño colgaban dos folios imprimidos en casa. Uno era un collage con la imagen de Lance Armstrong vestido de amarillo, de pie en la bicicleta, la boca entreabierta y la mirada fija al frente en gesto de concentración y esfuerzo. Bajo la impresión había escrito una frase: "Crea las circunstancias". La otra era un anuncio de Nike con una foto de Oscar Pistorius, un texto sobre cómo se había convertido en la "cosa más rápida sin piernas" y el lema "Just do it".

Las circunstancias han querido que estos iconos deportivos, al igual que muchos otros, se hayan derrumbado estrepitosamente: mentiras, dopaje, coacciones, violencia,...Si en algún momento hubo resquicios de algo que merecía la pena (capacidad de superación, sacrificio, esfuerzo,...), en estos momentos quedan los rescoldos al rojo vivo de personalidades complejas y ambiciosas, de víctimas convertidas en verdugos gracias a la desmedida idealización de sus gestas deportivas, hoy oscuras tramas con tintes nada épicos.

Maurice Herzog, fallecido hace unos meses, y que junto a Louis Lachenal fue el primer hombre en coronar una cima de más de 8000 metros, concretamente la del Annapurna en 1950, afirmaba que "es necesario que los hombres conozcan el mundo donde viven: lo tienen que descubrir porque para amar, antes hay que conocer". Sinceramente, creo que estaba en lo cierto, y que podríamos hacer extensiva la afirmación a otras muchas áreas de nuestra vida.
Maurice Herzog.
Maurice Herzog.
He tomado la decisión de buscar ejemplos mucho más cercanos: personas cotidianas con sus virtudes y sus defectos que llevan a cabo labores extraordinarias de manera anónima en la mayoría de los casos. Puede que no ganen carreras ni batan récords, que no estén en las portadas ni ganen sueldos millonarios, y que no sean grandilocuentes en sus opiniones, pero al menos su imagen no estará sesgada ni manipulada de tal forma que sólo pueda ver una mínima parte de lo que son. Aunque esa mínima parte sea extraordinaria, al menos en apariencia. Como siempre, hay que analizar el conjunto antes de tomar una decisión.

Sí, desde luego que para amar, antes hay que conocer. Porque si no, corremos el riesgo de comenzar a amar y después a conocer, y darnos cuenta de que no amamos lo que vamos conociendo, sino algo o a alguien que sólo es una proyección idealista y mediática de la cruda realidad. Y la cruda realidad no siempre se puede tener colgada en un cuarto de baño.

lunes, 18 de febrero de 2013

A las Fortalezas con mis Brooks Ghost 5

Durante el fin de semana estuve meditando la posibilidad de llevar las Brooks Ghost 5 en la Ruta de las Fortalezas, en lugar de las Cascadia 7, que eran mi primera opción. Analizando la carrera de una forma global, me atrevería a decir así, a bote pronto, que el 90 % del terreno es asfalto y creo que me quedo corto. Bajo mi punto de vista, los únicos puntos conflictivos se encuentran en la bajada del Castillo de San Julián y en las subidas a Atalayas y el monte Roldán.

Ayer, para no quedarme con dudas, decidí hacer una prueba con ellas en la primera parte de la prueba, que incluye las subidas al Calvario y San Julián, y lo cierto es que me quedé bastante convencido. Como presumía, las zapatillas fueron muy bien todo el tiempo, salvo en la bajada de San Julián, que es el tramo posiblemente más técnico de la carrera. Ahí noté un poco la falta de agarre y la ausencia de refuerzos en el lateral de las zapatillas. Por lo demás, el calzado se comportó de forma estupenda.

Seguramente la diferencia entre las Cascadia 7 y las Ghost 5 sea mínima en cuanto a amortiguación. Si acaso, la de las primeras es ligeramente mejor que la de las Ghost, sobretodo si eres un corredor de más de 75 kilos. Este es mi caso, pero aún así creo que me decidiré, como digo, por las segundas, porque si bien es difícil cuantificar la diferencia entre ambas zapatillas en otros aspectos, como es el de rodar sobre asfalto, sí creo que se nota que las Ghost 5 están más destinadas a ese terreno que las Cascadia 7, cuya suela, sin ser muy radical, está enfocada a otro tipo de superficie, sin que ello las descarte para rodar bien por asfalto.

Por otro lado, creo que el cambio merece la pena sólo si se pretende rodar a un ritmo ligero en los tramos de descenso y llano, pues es en este apartado donde las Ghost 5 priman sobre las Cascadia. En cualquier caso, ambas son buenas zapatillas que ofrecerán una solución muy cómoda a aquel que todavía no se haya decidido por uno u otro calzado, y la diferencia fundamental se haya en leves matices y en preferencias personales, por encima de todo.

Por supuesto, esta distinción es extensiva a otras marcas. A buen seguro, las Nimbus 14 de Asics son una opción equivalente a las Ghost 5, e incluso con mejor amortiguación. Lo importante es que se pruebe el calzado en un terreno similar al de la prueba, y durante un tiempo prudencial, para evitar sorpresas de última hora.

Eso, y entrenar duro, porque si no, da igual las zapatillas que uno se calce.

sábado, 16 de febrero de 2013

Proyecto 101: entrevista en deportmanía


Como lo prometido es deuda, os dejo el link al programa Deportmanía, con mi buen amigo Rafa Suárez, en la que hablamos de la San Valentín y del Proyecto 101, entre otras cosas. Yo me lo pasé muy bien, como siempre que visito los micrófonos de Radio San Javier.
Si quieres oír el programa, pincha aquí y dale al play.
Con mi amigo Rafa Suárez en Radio San Javier
Con mi amigo Rafa Suárez en Radio San Javier

Sobre la marcha: media a tope a la vista


Después de haber competido dos veces en tres de los últimos cinco días he podido comprobar que mi estado de forma no va nada mal, aunque la carrera del miércoles pesa lo suyo, sobretodo por los 10 kilómetros extra, con eso de aprovechar para hacer un poco de volumen. Hoy me ha costado encontrarme a gusto. De hecho, no lo he conseguido en ningún momento, y aunque iba bien de ritmos, de pulso y en la recuperación, he decidido quedarme en 2x4 kilómetros, en lugar de hacer las tres o cuatro repeticiones que tenía previstas. Bueno, en realidad tenía intención de hacer algo de calidad, pero finalmente no me encontraba con fuerzas suficientes para ello, así que cambié de planes sobre la marcha.
Equipo de Fondo Largo del pasado miércoles.
Equipo de Fondo Largo del pasado miércoles en Rota.
Mañana será otro día. En principio toca una salida larga, de entre 30 y 34 kilómetros, con cuatro subidas (dos al Calvario y dos a San Julián). Y además solo. A lo mejor me llevo a los perros, que disfrutan de estas tiradas como nadie: cuando me ven aparecer por la puerta de la calle a las siete y cuarto un domingo saben lo que toca, y se alegran, al menos aparentemente.
Entre otras cosas, también esta semana he estado reflexionando sobre lo que se viene encima. El día 3 de marzo está la Media Maratón de Cartagena, y dos semanas más tarde, la de Murcia. De ahí a la Ruta de las Fortalezas se acabaron las competiciones. En principio, lo de ir a las medias era a modo de entrenamiento, con el propósito de ir sumando kilómetros al Proyecto 101. Pero después de la San Valentín, del Campeonato Militar de Cross, y de hablarlo con David hay que reconocer que nos hemos venido arriba, y vamos a intentar ser competitivos al menos en Cartagena, aprovechando que ahora tenemos volumen, que es lo que nos faltaba en noviembre y diciembre, y que quedan dos semanas en las que meter un par de sesiones de calidad, sin alterar por ello los entrenamientos para las Fortalezas y Ronda. Eso quiere decir que nada de ir a rodar por rodar. En un par de semanas tocará apretar los dientes e intentar hacerlo bien. A ver qué tal responde el cuerpo.
Como he comentado en otras ocasiones, introducir en el programa de entrenamiento kilómetros de calidad hará que luego resulte más cómodo rodar a ritmos "lentos". El objetivo es aumentar la velocidad media sin mucho esfuerzo. Y para eso hay que correr rápido, sin descuidar la base aeróbica. Lo que no se puede permitir uno es contagiarse del ritmo de los rodajes largos y que luego las piernas no sepan ir a más frecuencia. De ahí que todas las pruebas que se hacen tengan un propósito. Por otro lado, a mí al menos me cuesta mucho hacer calidad de la buena en entrenamiento, porque me motivo mucho más en las competiciones. Así que, ¿por qué no aprovecharlas?
En fin, que de momento mañana no toca nada de esto, y únicamente tengo la incógnita de saber si los kilómetros a primera hora del domingo pasarán rápida o lentamente. Yo tengo la esperanza de que sea lo primero, y de que las piernas estén totalmente recuperadas para entonces. Ya os contaré sobre la marcha...

jueves, 14 de febrero de 2013

Desafío Fortalezas-Ronda 2013: la teoría de la relatividad


La teoría de la Relatividad de Einstein introdujo dos conceptos claves: el primero se refiere a que toda masa deforma el espacio-tiempo a su alrededor. Me he quedado igual que estaba, la verdad. El segundo concepto es la  relatividad  del  tiempo:  Einstein  afirma
einstein-mosaic
que el tiempo es relativo y, en cierta forma, modificable. Como se puede deducir leyendo la anterior entrada, "Hasta el último suspiro", estoy totalmente de acuerdo con este segundo enunciado. Desde luego, no sé si el tiempo es o no modificable, pero desde luego es muy relativo. Y si no que me lo digan el día 11 de mayo en el kilómetro 85.
Me imagino la conversación entre Einstein y yo en Arriate:
- Oye, Fran, ¿crees que el tiempo es relativo?
- No lo sé, (yo todavía con buena cara y con mi cronómetro en marcha) me imagino que no.
Y horas más tarde en Setenil:
- ¿Has reflexionado sobre el tema que te planteé hace 27 kilómetros?
Y yo pensando en los sandwiches, y supersatisfecho porque voy de acuerdo al plan trazado:
- Pues más bien poco, Albert. Te puedo llamar Albert, ¿verdad? Pues creo que no, que no es relativo.
En el cuartel de la Legión no le veo, y creo que por fin me he librado de sus preguntas. Tampoco estoy de humor a estas alturas. Pero hete aquí que me está esperando al final de la subida a la Ermita.
- Y ahora, ¿sigues pensando que el tiempo no es relativo?
Y yo, que por entonces he abandonado todo deseo que no sea llegar, con los tibiales a reventar y mil ampollas, tengo que darle la razón al ilustre científico:
- Tiene usted razón, señor Einstein (a la mierda las confianzas, a estas alturas). El tiempo es relativo. Al menos hoy, aquí y ahora.
- ¿Acaso hay otro momento que no sea este, querido amigo?
Y se desvanece entre las sombras, dejándome a solas con mi dolor y mis disquisiciones mentales...
A lo que venía a referirme en la entrada de hoy, sin embargo, no era a esa relatividad del tiempo, de la que ya hablé largo y tendido la semana pasada. Yo quería hablaros, más bien, de un tercer concepto que, si bien no fue enunciado por Einstein, sí supone, desde mi punto de vista, una de las ventajas del ultrafondo: la relatividad del espacio. Si os dais cuenta, hasta las distancias son cuestionables cuando hablamos de este tipo de pruebas. En el catálogo de los corredores hay pruebas cortas, de medio fondo, de fondo y sólo en el de algunos, de ultrafondo. Hasta que uno no se enfrenta a éstas últimas no se da cuenta de que todo lo que se había planteado anteriormente, en lo que a la distancia se refiere, es ahora cuestionable.
A partir de entonces, una maratón ya no es una maratón. Es sólo lo que queda desde pasado Setenil hasta meta. ¿Y una media? Una media es un poco menos que la distancia entre el cuartel de la Legión y lo alto del Tajo de Ronda. Por no hablar de un 10000. ¿O acaso ninguno ha pensado allá por el kilómetro 70 que únicamente le faltan tres diezmiles? Y eso, analizado de forma aislada. Porque si luego nos ponemos a pensar en cuestiones globales, teniendo en cuenta la acumulación anterior, entonces apaga y vámonos: casi dos maratones y media, ahí es nada.
Es mejor, no obstante, evitar caer en la tentación de analizar el conjunto. A mí, cuando lo hago así, me entran ganas de quedarme en casa. Por ejemplo, voy a entrenar un domingo, termino una tirada de 35 kilómetros con la lengua fuera, y entonces cometo el error de pensar: "Y todavía me quedarían 65 kilómetros por delante..."
¿Dónde está el secreto? A buen seguro, la clave reside en el halo mágico que envuelve a los 101 kilómetros de Ronda: la gente en los pueblos animando a todos y cada uno de los participantes, los legionarios después de largas horas en los avituallamientos con sus palabras amables, otros participantes que pasan padeciendo sus miserias entre dientes, y que de repente sacan unas palabras de aliento para ti...
Sí, me entran ganas de quedarme en casa, pero luego pienso: ¿y perderme todo eso? ¡Por nada del mundo!

miércoles, 13 de febrero de 2013

Juan Diego Aparicio: ¡Proyecto 101x4!


El día de hoy ha dado para mucho, especialmente sumando 11 nuevos kilómetros al Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro para la AECC de Cartagena. Con los de esta mañana, ya son 21 kilómetros acumulados, que multiplicados por cuatro (¡síííí, por cuatro!) van haciendo que esto vaya creciendo poco a poco. Y digo bien, multiplicados por cuatro, ya que está semana se ha sumado a la iniciativa el Centro de Salud Natural Juan Diego Aparicio, de Torrepacheco.
logo
Juan Diego es un gran amigo y un excelente profesional que siempre ha estado ligado al mundo del deporte, como consumado ciclista y atleta, a la vez que prestando sus servicios a gran cantidad de clubes y particulares de la zona. Por sus manos pasan atletas, ciclistas, tenistas, taekwondistas y un sinfín de pacientes a los que aporta sus amplios conocimientos y experiencia en quiromasaje y acupuntura. Ahora, además, se ha embarcado generosamente en esta maravillosa aventura que está resultando el Proyecto 101, comprometiéndose a donar un euro por cada kilómetro que yo recorra en competición durante el año 2013.
¡Muchas gracias, Juan Diego! Ojalá seas un ejemplo a seguir por otras empresas que se sumen a Fisioizquierdo Fisioterapeutas, Ala 30 Garden Center y ahora la tuya propia.
Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da. Nada es más simple, no hay otra norma. Nada se pierde, todo se transforma. (Jorge Drexler)

Campeonato Militar de Cross: la crisis del kilómetro 5


Todavía me duelen las piernas, tumbado en la cama como estoy al escribir esto. Y eso que he estirado bien y que esta tarde me he permitido el lujo poco habitual de una sesión de spa. Me habría quedado a vivir en el jacuzzi. Pero había que ponerse, tarde o temprano.
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El día ha sido duro como se presumía. Si acaso un poco más. Cuando corro un cross me siento como un elefante en una cacharrería. Ahí van todos, finos y ligeros, y yo con mis casi 80 kilos. Pero mola, a pesar de lo duro que se hace. El objetivo está cumplido con creces, sobretodo por las características del circuito, arenoso, revirado y con desniveles y giros constantes, que hacían prácticamente imposible mantener un ritmo.
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Por suerte la mañana ha acompañado, y en pleno temporal de frío Rota nos ha regalado un día espectacular, soleado y con viento calma. La prueba comenzaba a las diez, así que a las nueve y cuarto he comenzado el calentamiento. Mi idea era aprovechar el día para sumar kilómetros, como el pasado domingo, y antes de empezar a competir ya tenía casi siete en las piernas. Luego, tras el pistoletazo de salida, la locura. He salido con el firme propósito de reservarme un poco en la primera mitad de carrera pero, ¿cómo se hace eso cuando el terreno te exige tanto?
La primera vuelta ha sido a velocidad de vértigo, sin posibilidad casi de levantar la vista de la huella del de delante, siempre buscando la mejor trazada y la zona más favorable.
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Durante la segunda, un poco más de lo mismo, las piernas en carne viva y el corazón a mil por hora. ¿Y en la tercera? En la tercera ha venido la crisis de mitad de carrera, esa que últimamente se me aparece entre el quinto y el séptimo kilómetro. Aparecen las dudas, flaquean las fuerzas y todo se hace muy cuesta arriba, tanto física como mentalmente. Pero hay que pasarla, y así fue, de tal forma que en la cuarta vuelta mantuve el ritmo de la anterior, a pesar de haber hecho intención de regular un poco, y en la quinta y última he ido un poco más rápido y he terminado con buenas sensaciones y buen pulso.
Al final, casi 42 minutos a tope, que darán sus frutos a la larga. Y para terminar, otras dos vueltas al circuito a modo de relajación y suma de kilómetros. Total: 22 kilómetros más, casi sin darme cuenta. Ahora, un par de días de recuperación y a afrontar, si todo va bien, el primer entrenamiento largo de la temporada, el sábado o el domingo. Eso sí, mañana pienso salir a rodar por la orillita de la playa, con Cádiz enfrente, muy, muy suave. ¡Creo que me lo he ganado!

martes, 12 de febrero de 2013

Corremos lo que comemos


Después de un buen masaje y el largo viaje en el día de ayer, hoy he tenido tiempo de reconocer el circuito de mañana y comprobar que la recuperación, tras el esfuerzo del domingo, va por buen camino. Desde luego, se adivina una carrera dura, no por los adversarios, que en este caso y dada su altísima calidad tienen una incidencia menor. Yo voy a hacer mi prueba, cinco vueltas a un circuito de 2,2 kilómetros, con el objetivo claro de rendir a buen nivel.
san valentinSeguramente, me veré inmerso en una lucha por puestos intermedios, pero eso no es un problema para mí a efectos de motivación: daré el máximo disponible. Por otro lado, el hecho de no estar metido en la lucha por los primeros puestos me dará la oportunidad de jugar un poco con los ritmos y de aprender a conocerme un poco mejor. Le he pedido a Teresa que anote los parciales por vuelta, a ver si, finalmente, soy capaz de hacer una prueba compensada.
Durante estos tres días, desde el domingo por la mañana, he prestado especial atención a la alimentación. Por supuesto, no de una forma obsesiva, aunque si he intentado seguir unas pautas correctas que me permitiesen una buena recuperación muscular y una nueva acumulación de reservas de cara a la prueba de mañana, buscando el equilibrio adecuado entre alimentos proteicos e hidratos de carbono. Así, para mañana espero estar al cien por cien, tanto muscular como energéticamente hablando.
Considero que una parte fundamental de nuestro entrenamiento se basa en unos hábitos alimenticios saludables y en consonancia con las exigencias energéticas de las cargas de trabajo a las que sometemos a nuestro organismo. Por eso, no deja de sorprenderme que un gran número de deportistas a menudo echa por tierra o deja de optimizar su entrenamiento debido a que obvia la importancia de llevar a cabo una dieta equilibrada. Los excesos alimenticios y la ingesta habitual de calorías vacías son enemigos fácilmente combatibles de un rendimiento deportivo adecuado.
No entiendo el principio de “entrenar para poder comer más”, del que muchos hacen su lema encubierto particular. ¿Por qué no adoptar una mínima disciplina alimenticia que optimice los resultados de nuestro esfuerzo? No se trata de hacer titánicos esfuerzos, sino de realizar pequeños ajustes en nuestros hábitos de alimentación, que a corto plazo nos harán sentirnos mejor y con más energía.
Come mejor, y correrás más rápido.
Al fin y al cabo, corremos lo que comemos.

lunes, 11 de febrero de 2013

Correr sin perder el norte


Ayer, como sabéis, fue un día muy intenso. Después de la carrera dedicamos unos minutos a rodar suave. Tras un esfuerzo intenso siempre es conveniente reservar un tiempo a un ejercicio de baja intensidad: por un lado, ayudamos a eliminar el lactato residual; por otro, facilitamos que los radicales que han quedado libres (responsables en ese estado del envejecimiento de las células) vuelvan a agruparse en cadenas.
Independientemente de esos efectos fisiológicos, durante los poco más de tres kilómetros de vuelta a la calma de ayer David y yo estuvimos charlando brevemente sobre la carrera de ayer, y de cómo hay que analizar los resultados en un contexto global. He estado meditando sobre lo fácil que es perder el rumbo y dejarse embaucar por los cantos de sirena de cada prueba. Es un mal que afecta a muchos atletas: querer estar siempre a tope, siempre con el crono en la mano, siempre peleando al límite...
Cada prueba...
Cada kilómetro...
Cada segundo...
Si no somos capaces de utilizar determinadas competiciones como herramientas que nos acerquen a nuestro objetivo final, estaremos moviéndonos siempre en la media, y finalmente no evolucionaremos hacia nuestros límites. Ayer, después de la carrera, me dio un poco de rabia momentánea no haber tenido la capacidad de ir a más en determinado momento. Uno siempre quiere ser competitivo al máximo. Pero posteriormente, analizando el conjunto, que no sólo se queda en el ritmo por kilómetro, sino que integra otras muchas variables, me doy cuenta de que la progresión es buena, de que seguimos el camino correcto hacia unos objetivos personales más grandes.
En muchas ocasiones, bajamos tanto la cabeza, perdemos tanto la perspectiva real de las cosas, que las ramas no nos dejan ver el bosque. Mi bosque, en este caso, está lleno de ilusiones, y tiene un sendero que quiero seguir hasta el final. Las ramas son las pruebas intermedias, mi carácter competitivo, el cronómetro, los ritmos, la dificultad puntual para no aislarme del entorno,...
Afortunadamente, a día de hoy el camino está bien balizado, en parte gracias a conversaciones como las de ayer, a meditaciones como las de hoy. Siempre se agradece que, cuando uno pierde la perspectiva, una mano amiga le aparte las ramas que le impiden ver más allá. Ayer fue una de esas ocasiones...

domingo, 10 de febrero de 2013

La San Valentín: velocidad a ritmo diésel


Hoy, por fin, ha echado a correr el "Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro". Tal vez por los nervios, a las 6:45 tenía los ojos abiertos como platos. El día ha amanecido frío, aunque con un sol espléndido que poco a poco ha ido caldeando el ambiente. A primera hora soplaba una leve brisa de poniente, que durante el transcurso de la mañana ha ido creciendo en intensidad.
Llegando a meta en la San Valentín
Llegando a meta
Puntual, a las 8:45 llegaba a casa David. He apurado el ligero desayuno y enseguida nos hemos montado en el coche para ir al PDM de San Javier, desde donde partía la prueba, primera del circuito Challenge organizado por la Federación de Atletismo de Murcia, y que seguramente por esa razón a congregado a un gran número de corredores. Después de recoger el dorsal, nos hemos puesto de corto y hemos hecho un buen calentamiento de casi 6 kilómetros con algunas progresiones, para ponernos bien a punto para la prueba. Charla sobre la carrera, sobre lo ilusionados que estamos este año, y sobre lo bien que está siendo respaldado el Proyecto 101.
Después de la carrera
Después de la carrera
La salida se daba pasadas las 10 de la mañana. Me he colocado en primera línea, para correr cómodo al principio, y después del pistoletazo de salida y durante los primeros 300 metros, he comandado la prueba, pero sin perder la cabeza. Enseguida me he visto en un grupo con el que he corrido hasta el kilómetro 4. Cuesta abajo, sin frenos, y con el viento a favor, volaba con facilidad a menos de 3'25" el kilómetro. El retorno iba a ser duro. De hecho, a partir del cuatro he optado por ir un poco más a mi ritmo, y en el giro del quinto kilómetro en un tramo de ida y vuelta, he aprovechado para ir viendo caras conocidas entre los que corrían detrás. ¡Me ha alegrado mucho ver a David en las primeras posiciones!
Los últimos tres kilómetros han sido duros. La subida, leve pero constante, y el aire en contra han pasado factura, de tal forma que me he limitado a coger un ritmo que no me hiciese sufrir mucho (el miércoles hay que correr otra vez), apretando un poco más desde el kilómetro 9 para evitar que entrasen dos o tres que venían presionando por detrás. Al final, recta de meta y entrada en 36'12", con la gran satisfacción de haber sumado los primeros 10 kilómetros al Proyecto 101.
Con dos máquinas que colaboran con el Proyecto 101: Guillermo y David.
Con dos máquinas que colaboran con el Proyecto 101: Guillermo y David.
Las piernas no han dado para más, en cualquier caso. A estas alturas, son un poquito más diesel que hace dos meses, y me cuesta subir de vueltas, aunque luego recupero muy bien. Los pulsos después del 10000 han sido geniales (27-19-16), indicando que estamos trabajando muy bien la base aeróbica necesaria para afrontar lo que viene por delante. Enseguida ha entrado en meta David, con un gran tiempo 37'45", y mejorando muchísimo su marca en la distancia. ¡Se nota el entrenamiento de calidad!
Caras conocidas, unas fotos para inmortalizar la estupenda mañana, y ¡otra vez a rodar! Para terminar, hemos dado unas cuantas vueltas más, de forma que al final del día hemos sumado casi 20 kilómetros de muy buena calidad. Ahora, a recuperar de cara al cross del miércoles, que pinta muy duro. ¡A seguir sumando!

viernes, 8 de febrero de 2013

Proyecto 101: mañana de entrevistas


La de hoy ha sido una mañana muy intensa, mediáticamente hablando. A media mañana me llamaron de Onda Cero Cartagena para hacerme una pequeña entrevista, y a última hora pase por los micrófonos de Radio San Javier, junto a mi amigo Rafa Suárez, que dedicó el programa entero a hablar tanto del proyecto como de otros aspectos de la filosofía "en sólo 10 minutos". En cuanto disponga del link a la segunda entrevista lo pondré en el blog.Entrevista en Radio San Javier
Como sabéis, quedan sólo un par de días para que el "Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro", así que es un gran momento para darle la máxima publicidad al evento, para ver si así se consigue que más gente se anime a colaborar.
Puedes escuchar la entrevista de Ondacero Cartagena pinchando aquí.

¡También os dejo un link a la noticia que aparece hoy en el diario La Verdad de Murcia! ¡Pincha aquí para leerla!

jueves, 7 de febrero de 2013

Desafío Fortalezas-Ronda 2013: hasta el último suspiro

Algunas veces, especialmente durante estos días en los que estoy empezando a aumentar progresivamente el volumen de las salidas, cuando termino el entrenamiento no puedo evitar pensar en lo que aún me quedará por delante en la Ruta de las Fortalezas o en los 101 kilómetros de Ronda. Para ser honesto, el pensamiento suele venir más referido a esta última prueba que a la primera tal vez porque, como he escrito en alguna entrada anterior, en Cartagena son sólo 51 kilómetros, y a poco que uno quiera darse cuenta ya está llegando a meta. Mientras, en Ronda cuando se tiene esa primera sensación de "lo que me queda por delante", suele ser, al menos en mi caso, alrededor del kilómetro 35, y por mucho que en ese momento intente minimizar lo que resta, no se puede huir del hecho cierto de que son 65 kilómetros, se pinten como se pinten. Más adelante, el cerebro vuelve a acudir a pequeñas estrategias de relativización pero, por norma general, hay momentos de total indefensión en los que uno tiene que convivir con la evidencia de que lo que le queda por recorrer es un mundo.

Me gustan estas pruebas porque al final ponen a cada uno en su sitio, especialmente si se hacen las cosas bien. Se tenga lo que se tenga, al final se gastará todo. Da igual lo tranquilo que uno vaya al principio: antes o después se encenderá la luz de la reserva y poco más tarde se acabará la gasolina. Por eso hay que hacer las cosas bien: uno tiene que encontrar el ritmo adecuado, ese que parece que no desgasta (sólo lo parece), y avanzar, siempre avanzar. ¿Qué necesidad hay de hacerlo mal y gastar de más? O lo que es lo mismo, ¿para que morirse en 50 kilómetros, teniendo otros 51 por delante, si es mejor hacerlo poco a poco y prolongar la agonía hasta el final?

Hace cuatro años fui con un grupo de gente muy joven, muy fuerte y con muchas ganas, que puso en práctica la estrategia suicida, desde mi punto de vista, de correr hasta donde diesen las fuerzas. El resultado fue que hicieron la primera mitad de la prueba en cinco horas y la segunda mitad ¡en quince! Y aún así tuvieron la fuerza de voluntad de terminar, padeciendo como nunca antes lo habían hecho. Por eso, a todo aquel que me habla de las pruebas, especialmente de los 101, le digo que no se preocupe, que al final se gasta todo lo que se tiene y mucho más. Bien es cierto que cuanto más tarde llegue ese momento en que ya no te queda nada, mucho mejor.

Me divierte muchísimo ver como, en el primer tercio de carrera, la gente pasa por los avituallamientos con prisas, casi sin pararse, intentando no perder ni un solo segundo. ¡No hay tiempo que perder! Pero no es así: queda por delante todo el tiempo del mundo. Al principio le damos importancia a los segundos, luego a los minutos, y posteriormente a las horas, hasta que llega un punto en que el tiempo deja de tener importancia, y sólo queremos llegar.

Primero pensamos: "tengo que mantener un ritmo de cinco, seis o siete minutos el kilómetro, cueste lo que cueste, no puedo perder tiempo". Luego llegan las cuestas y la fatiga moderada, y nos desanimamos al ver que el ritmo baja, pero nos volvemos a rehacer, y lo que en un principio desechábamos, ahora lo acogemos con alegría: "bueno, a siete, ocho o nueve minutos el kilómetro tampoco está mal, aunque tenga que perder un poco de tiempo en los avituallamientos". Posteriormente llega la fatiga extrema, el sueño, el hambre, el frío y el vacío energético, y estamos deseando llegar a un punto de control que nos dé una excusa para descansar unos minutos. Ya no pensamos en minutos por kilómetro, sino que hacemos una estimación del tiempo que nos llevará llegar al siguiente punto, o lo que es lo mismo, al siguiente descanso. Da gusto ver como el tiempo pierde su importancia...

Si hay algo que te enseñan las carreras de ultradistancia es que todo es relativo: los ritmos, los tiempos, los puestos, los kilómetros,...Da igual qué pretensiones se tengan al principio de la prueba: tarde o temprano dejarán de tener importancia y la prueba pondrá a cada uno en su sitio. Bueno, puede que haya una cosa que no sea relativa, después de todo: lo darás todo, lo gastarás todo. Hasta el último suspiro.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Proyecto 101: 4 días, y mejorando

Ya sólo quedan 4 días para poner sobre el asfalto el Proyecto 101: 1 kilómetro, 1 euro. Para mí va a ser un reto afrontar la prueba del domingo con el extra de motivación que supone comenzar a sumar para la AECC de Cartagena. Gracias a la ayuda de María Rosa, David y Alfonso, que están empapelando la ciudad con carteles que anuncian el proyecto, estoy seguro de que habrá más de uno que se sume a donar ese euro por kilómetro el próximo domingo a la cuenta PROYECTO 101 de Banco Mare Nostrum.

Yo llevo una semana bastante rara en cuanto a sensaciones, porque me siento más cansado de lo habitual, pero de aquí al domingo estoy seguro de que sabré ponerme a tono para afrontar la prueba al máximo y, posteriormente, el miércoles que viene, estar bien recuperado para hacerlo bien en el Campeonato Militar de Campo a Través. Serán dos pruebas de 10000 metros (el cross un poquito más) en 72 horas, con la dificultad añadida de que el circuito del cross es bastante exigente. Será una buena acumulación de calidad en pocos días, así que luego habrá que descansar bien para seguir entrenando.

Al final, entre una cosa y otra, entre la semana pasada y esta no he hecho ningún día de series, principalmente porque el cuerpo me ha pedido otra cosa. De todos modos, el domingo en la última parte del entrenamiento David y yo hicimos un par de kilómetros a un nivel de esfuerzo ligeramente por debajo del de la prueba del domingo, y tanto el viernes como el sábado tuve muy buenas sensaciones. Así que el próximo domingo mi intención es salir a rodar rápido, sin pasarme de vueltas, porque luego el último tramo se hace duro y habrá que llegar con buenas piernas para hacer una prueba compensada y terminar bien. Ya veremos cómo resulta.

En fin, que se acerca el momento, y a mi hoy me tocan 15 o 16 kilómetros por la Casa de Campo, aprovechando que el solecito mitiga un poco el efecto del viento frío que sopla esta mañana en la capital. Y es que no hay que perder de vista el mes de abril, que acecha a la vuelta de la esquina...