sábado, 20 de abril de 2013

Ruta de las Fortalezas: el fracaso es la semilla del éxito



Para ser sincero, me gustaría comenzar esta crónica diciendo que la prueba me ha ido genial, que he cumplido con creces con las expectativas que me había generado después de un gran año y que he disfrutado cada metro de carrera. Pero no ha sido así, y creo que uno debe ser capaz de hablar de sus fracasos en la misma medida que lo hace de sus éxitos. O incluso en mayor medida: a todos nos gusta ganar, triunfar, superarnos,... Yo no soy una excepción: soy un competidor nato, un deportista que lucha por ser cada día un poco mejor que el anterior.
Fortalezas 2013-6Hoy, qué duda cabe, me ha tocado enfrentarme a una cara un poco más amarga de lo que es todo esto. Y eso que tenía unas sensaciones inmejorables de cara a la prueba. A las seis hacía rato que tenía los ojos como platos, así que cuando ha llegado David a las siete menos cinco estaba totalmente listo. Inmejorable ambiente en Cartagena, bajo un techo de nubes que arrastraba el viento de levante. Y entre una cosa y otra, saludos, sonrisas, buenos deseos para todos, comenzó la prueba.
De primeras, David, Óscar y yo hemos hecho una aproximación relajada al Calvario, para ir cogiendo sensaciones poco a poco. Sin embargo, al comenzar la subida, enseguida he notado que no iba. Parafraseando al de "Aterriza como puedas", elegí un mal día para tener malas piernas. Pero había que continuar, con la esperanza de ir encontrándome con el paso de los kilómetrosPero no, tampoco era el día para encontrarse, y a pesar de ir marcando los tiempos esperados (poco menos de una hora en San Julián, poco más de hora y media en el kilómetro 20, dos horas al coronar Fajardo), y de contar con la inestimable compañía de Fernando, del Club Atletismo Mandarache (gracias de todo corazón por tu paciencia para rodar a mi lado durante kilómetros), con el paso del tiempo me iba encontrando cada vez peor, y empezaba a sufrir muscularmente demasiado pronto.
La subida a Galeras se convirtió en un penoso peregrinaje, anticipo de lo que venía después. Subiendo me crucé con Óscar, que estaba haciendo un carrerón, y justo al empezar la bajada con David, que también se salía. La transición a la Atalaya fue ya un sufrimiento físico y mental absoluto. Palabras de ánimo del grandísimo Alberto González, pero ni por esas. Al empezar a subir la Atalaya me pasó un montón de gente, y cuando me alcanzó David  no era capaz ni de progresar decentemente a pie. En ese punto he empezado a valorar si me merecía la pena alargar la agonía y completar la prueba. Bajando, esa posibilidad se ha convertido en una imposibilidad física para continuar sin poner en riesgo mi salud física durante unas cuantas semanas. Me dolía todo, y era incapaz siquiera de trotar. Sonrisas de agradecimiento para los que me regalaron palabras de ánimo...
P1040568Así que terminada la bajada, la decisión estaba más que tomada. Tres horas y media, y a casa. Encontré a unos buenos compañeros que me acercaron hasta meta, donde Teresa esperaba verme pasar. Otra vez será. Me derrumbo un poco. Aún me quedaban lágrimas de impotencia...
Sería injusto valorar el trabajo que uno ha realizado por un resultado aislado, incluso cuando se ha dado en la prueba que era mi objetivo para este año. Podría enumerar un montón de posibles factores que, en cierto modo, pueden haber influido en mis bajas prestaciones de hoy pero, sinceramente, desde que he terminado esta mañana a mi mente no acuden las excusas. En los primeros momentos, me invadía la decepción, la frustración de no haber estado a la altura. Sin embargo, con el paso de las horas comienzo a valorar este fracaso como la semilla de futuros éxitos, y me invade la sensación de que tengo muchas cosas que mejorar por delante. A buen seguro volveré a fracasar nuevamente, pero da igual. En muchas ocasiones, se aprende más de la derrota que de la victoria.
Valorar negativamente, como digo, todo un año por un mal resultado es injusto. A mi la temporada me ha dejado grandes momentos. Probablemente, he aprendido más que nunca: el simple hecho de haber iniciado este blog me ha hecho crecer muchísimo como persona y como atleta, por no hablar de lo que me ha aportado el Proyecto 101 en todos los sentidos. Y sin embargo, de todo ello, me quedo con la oportunidad que he tenido de cultivar una gran amistad, de haber podido compartir muchos kilómetros y muchos ratos buenos y a veces malos con una persona a la que admiro.
David, este artículo es mi felicitación personal por la gran prueba que has realizado hoy y mi agradecimiento más profundo por todos esos momentos que hemos compartido y que compartiremos en el futuro. Tus éxitos han sido fruto únicamente de tu esfuerzo. Para mí ha sido un placer que me hayas permitido guiar ese esfuerzo por donde creía que podría dar más frutos. Hoy no debe haber alegrías a medias. De verdad pienso que, escondida bajo tantos kilómetros de malas sensaciones, hay una enseñanza que no tardaré en descifrar. Míralo así: hoy yo también he ganado. ¡Gracias de todo corazón!
Y gracias también a todos aquellos que, de un modo u otro, han seguido este blog durante estos últimos meses. Todo lo que en él aparece está escrito desde la imperiosa necesidad de compartir humildemente con vosotros mis experiencias. Espero que, a pesar de que la Ruta de las Fortalezas 2013, aunque reciente, ya es historia, continuéis haciendo una visita de vez en cuando a estas páginas, donde en breve comenzaré a escribir mi "Diario de un corredor afgano". ¡Gracias!

2 comentarios:

  1. A veces las cosas vienen rodadas, sin darnos cuenta, sin darnos, cuenta. Basta que anhelemos algo para ponernos manos a la obra para conseguirlo, a partir de entonces, hacemos la apuesta y surge el riesgo, las dos caras de la moneda. Es injusto, pero ocurre, igual que puede que no sea el dia para entrenar lo que dice el papel, tampoco lo es para competir,lo que dice, el papel.
    Lo que esta claro es tu victoria en el dia a dia, en esa ilusión por salir a entrenar para esta prueba o la otra...eso no si que tiene valor, los resultados ya vendrán. Animo.

    ResponderEliminar
  2. Es cierto, a veces las cosas no salen como uno espera. A pesar de la decepción inicial, con el paso de las horas me voy animando nuevamente, viendo en qué puedo mejorar para las próximas ocasiones, y deseando que lleguen. No era el día para competir como decía el papel, pero no pasa nada. Salgo reforzado de esta pequeña derrota. Conservo la ilusión intacta, incluso aumentada.
    ¡Muchísimas gracias por las palabras de ánimo! Sin duda son una preciosa fuente de motivación.

    ResponderEliminar