lunes, 15 de julio de 2013

Día 73: "Disculpe, que ahí lo hice lento..."

Km recorridos (día/total): 16,5/411,1                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 4/164
Después de haber dormido escasamente cinco horas, al salir al espacio exterior me he llevado la grata sorpresa de encontrarme con dos colegas de armas de El Salvador, país que tiene una pequeña representación en esta base en labores de entrenamiento de personal afgano (una de las labores más complicadas y arriesgadas de las que se lleva a cabo). Uno de ellos era Walter, un coronel encantador, de operaciones especiales, ex-corredor de 400 metros, fuerte como un mulo, que corre prácticamente todos los días desde que llegó en febrero.
No he dejado pasar la oportunidad de unirme a ellos y disfrutar de una carrera más tranquila de lo habitual, aunque en muy buena compañía. Llegando al punto intermedio, el otro salvadoreño ha cedido al suave ritmo, de tal manera que Walter y yo hemos apretado un poco. Cada cierto tiempo le iba preguntando: ¿Bien, coronel? Y él, tipo duro, asentía, la respiración cada vez un poco más pesada. Al entrar en los últimos ochocientos metros ha bajado el ritmo ostensiblemente, por lo que me he puesto a su lado y hemos finalizado el rodaje de forma muy suave.
Cuando me despedí, verdaderamente encantado de la compañía, le animé con un apretón de manos sobre la marcha: "Muy buena carrera, coronel". Walter me respondió (en referencia a esos últimos metros): "Disculpe, que ahí lo hice lento", sonrió y prosiguió su marcha. Y yo me quedé con una sonrisa pintada y el título de esta entrada, por una vez, sin que sirva de precedente, desde bien temprano.
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Con Lumi, durante el examen del Nivel 1 de Defensa Personal Policial.
Poco más tarde tuve la suerte de encontrarme con Alberto "el Gorra", y como teníamos una carrera pendiente, le propuse salir a rodar un rato esta tarde. Al final, a eso de las seis y media, nos hemos juntado con tres o cuatro más, y de nuevo sobre el asfalto progresamos suavemente, salvo un tramo de dos kilómetros en los que me quite la carbonilla del ritmo lento que hasta ese momento llevábamos.
En cualquier caso, ha sido también muy agradable rodar en compañía de grandes corredores como el propio Alberto (un día me tiene que contar sus experiencias atléticas, que las tiene, muchas y muy buenas) y Julio, otro verdadero crack del ultrafondo con participaciones en las pruebas más duras y exigentes del mundo, como Les Sables y alguna que otra carrera por el Himalaya. A pesar de que lo piensan al contrario, para mí la élite son ellos. Es un verdadero lujo compartir kilómetros con tíos tan grandes y tan humildes.
Así que hoy, casi sin querer, he acumulado una buena cantidad de kilómetros, sin apenas enterarme. Seguramente mañana lo note un poco, pero creo que será de esta forma, con frecuentes dobles sesiones, como empezaré a preparar, un poco más adelante, mi primera participación en una maratón. Espero que dé el resultado esperado. De momento, no doy para mucho más.
Por otro lado, más que disculpado, queda agradecido mi coronel salvadoreño, que esta mañana me regaló los oídos con la humilde frase que encabeza esta entrada, y que definen, intuyo, a una gran persona y deportista. "Disculpe, que ahí lo hice lento...". Disculpado queda, coronel. Yo, más que agradecido por los kilómetros compartidos.

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