miércoles, 16 de octubre de 2013

Día 166: Aide Qorban

Km recorridos (día/total): 10,4/1436,7                               Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/363
 
Transitar esta mañana por las calles de Herat ha sido un espectáculo para los sentidos. Ayer comenzaron las celebraciones de la Fiesta Sagrada del Cordero, o Aide Qorban, como se dice en darí, lengua oficial, junto con el pastún, de Afganistán. Durante tres días completamente festivos, los afganos van a las mezquitas o a visitar a sus familiares, llevando dulces que comparten con ellos, o sacrifican un cordero que comparten con los suyos y también con los más necesitados. El Aide Qorban se celebra tras la finalización del peregrinaje de los musulmanes a su ciudad santa, La Meca.
 
En el transcurso de mi tercera salida a Herat desde que llegué he podido comprobar el aire festivo de la ciudad, mucho menos alborotada que en las otras ocasiones. Había mucho menos tráfico que en ocasiones anteriores, y por todos lados se iban amontonando metódicamente pieles de cordero, imagino que para su posterior comercio. Por lo demás, el mismo desorden de siempre: motos con tres pasajeros, ciclistas, viandantes, motocarros con cuatro o cinco personas apiñadas en su parte trasera, coches, puestos de frutas y verduras a ambos lados de la calzada,...Caos dentro del propio caos.
 
Herat
 
La mañana había comenzado unas horas antes, bien abrigado, demasiado como pude comprobar minutos más tarde, para completar un par de vueltas al mismo circuito de siempre (lo cual es obvio, por otro lado). Como el ritmo de trabajo de Tabu y Pascual les permite unos horarios un tanto más amigables, nos hemos juntado Alberto y yo a disfrutar de una carrera muy tranquila que seguramente repitamos mañana. Misma hora, misma distancia, mismo circuito, misma intensidad.
 
Lo de la intensidad es un decir. De un tiempo a esta parte parece que corro sólo por el hecho de correr. Lo único que altera un tanto la rutina del día a día son las sesiones un poco más largas que, de algún modo, me he impuesto para llegar a Valencia en condiciones. Por lo demás, y para ser sincero, cada día me cuesta un poco más calzarme las zapatillas y disfrutar de la carrera. El desgaste de tantos días me pasa factura, aunque intento llevarlo de la mejor manera posible. Sigo aquí, y mientras sea así, seguiré corriendo.
 
en el cocheAhora que quedan menos de cuatro semanas puede que sea un poco más sencillo, aparte de motivador, hacer una predicción de lo que me queda por recorrer antes de regresar a casa. O mucho me equivoco o, si no hay ningún problema, alcanzaré durante los últimos días de mi misión los mil setecientos kilómetros. No está mal después de todo, teniendo en cuenta que todos y cada uno de ellos habrán sido en un espacio tan limitado como es este. Además, estuvo el verano...
 
Todo eso va quedando ya atrás. Los días pasan con rapidez, las noches son largas y el aire ya no quema, pero en el interminable goteo de segundos uno busca una fuente de energía momentánea que, afortunadamente y en la mayoría de los casos, procede de los que están a mi alrededor. Hoy por ti, mañana por mí. Que siga la fiesta. ¿Acaso hay otra alternativa?

No hay comentarios:

Publicar un comentario