martes, 22 de octubre de 2013

Día 172: se acerca el invierno

Km recorridos (día/total): 10,4/1505,5                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/376
Esta mañana, cuando hemos salido Alberto y yo, aún resonaban en nuestras cabezas los ecos de la visita de ayer, todavía felices como estábamos de haber tenido la suerte de compartir un rato muy agradable con los pequeños. Ya escribí de esto hace un tiempo: los niños son niños en cualquier parte del mundo, aunque no siempre tienen la suerte de vivir una infancia tal y como debería ser entendida por todos.
Los críos que vinieron ayer aún conservaban la mirada inocente y curiosa, tal vez porque no son conscientes de lo injustamente que les ha tratado la vida incluso a estas edades tan tempranas. Estoy seguro de que todos los que tenemos hijos e hijas y compartimos ayer esos momentos no pudimos evitar verles allí, reflejados en los ojos y en las medias sonrisas de otros menos afortunados que ellos.
Ayer, cuando les acompañaba de camino a la salida de la base, entre concertina y sacos terreros, no pude sino imaginarme su regreso a la realidad: el orfanato, las literas, el comedor, las aulas,...todo ello frío y desnudo sin los cálidos besos o el protector abrazo de un padre y una madre. Me pregunto en qué momento uno despierta del sueño infantil y se hace consciente de la dura realidad que le ha tocado vivir...
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Mientras tanto, el otoño ha llegado a Herat. Las nubes han cubierto parcialmente el cielo otrora tan azul y el aire proveniente de Irán sopla ahora frío y húmedo. Todavía esta mañana, sin embargo, la temperatura era muy agradable, y Alberto y yo hemos disfrutado de una carrera estupenda en un ambiente un tanto enrarecido por el polvo en suspensión de los últimos días. Sin embargo, a media tarde las temperaturas han descendido bruscamente. Comienza una nueva etapa.
Nuestro entrenamiento parece haber entrado en modo "supervivencia". Intentamos hacer lo mínimo y sacarle el máximo provecho sin que ello nos suponga un desgaste excesivo. A mí me duelen las articulaciones y voy, más que nunca, dejándome llevar por las sensaciones: si me apetece y tengo buenas piernas, corro más rápido;  si, por el contrario, me encuentro cansado y sin ganas de mucho, me limito a rodar sin más, esperando una ocasión más propicia.
En estos casos, no obstante, hay que tener muy en cuenta al propio cuerpo, a la vez que intentar que el nivel alcanzado no caiga en saco roto apenas tres semanas y media antes de la gran cita. Creo que en este tiempo que resta será importantísimo descansar bien y no castigar al cuerpo más de lo necesario. La parte más importante del entrenamiento está casi terminada: tenemos el volumen y la calidad necesarios. Sólo se trata, desde ahora, de no echar a perder lo ya conseguido.
Pero por otro lado, ignoro verdaderamente si estoy en el buen camino. Será mi primera maratón, las condiciones de entrenamiento no son en absoluto normales y el cansancio aflora debido a muchos factores que poco o nada tienen que ver con la carrera a pie, pero que finalmente sí tendrán su incidencia en el resultado del proceso.
Se hace tarde. Mañana por la mañana se esperan cinco grados, así que habrá que estar preparado. El otoño está ya aquí. Parece mentira, después de todo lo pasado. Me trae nuevas sensaciones: aire húmedo, viento frío, luna menguante... Todo se prepara para un inminente invierno que no veré. Siempre he preferido el calor.
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