martes, 29 de octubre de 2013

Día 179: cuentas pendientes

Km recorridos (día/total): 10,4/1582,5                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/390
 
Ante el inminente regreso, voy siendo consciente de que la que comienza será una temporada de cuentas pendientes. Escribir este Diario de un corredor afgano, a ratos sufrido y a ratos imagino que monótono, me ha acercado a mucha gente a la que todavía no tengo el placer de conocer personalmente; también, en cierto modo, a otros a los que ya conocía, o los que he ido conociendo durante mi estancia en Afganistán, y que han podido llegar, a través de estas entradas diarias, a conocer mis impresiones, mis vivencias en este país lejano y desconocido para la gran mayoría, e incluso, leyendo un poco entre líneas, mis estados de ánimo y mis etapas de encuentros y desencuentros más íntimos.
 
Hay quien se ha tomado la molestia de escribirme mensajes de ánimo, de hacer alguna referencia a algo de lo que había escrito, de compartir mis entradas con otras personas, de llamarme, de interesarse por mí cuando me ha notado decaído,... Con otros muchos ha existido una cierta y callada complicidad, en tanto en cuanto han sido fieles seguidores de mi día a día en Herat, dejando de vez en cuando escapar un comentario o una discreta muestra de agradecimiento así, como si tal cosa, que a mi me alegraba el día.
 
No me atrevo a pensar que para alguno leer estas líneas haya supuesto una pequeña fuente de inspiración, pues resultaría demasiado pretencioso y, en cualquier caso, soy yo el que está muy agradecido a esas personas que, en algún momento, han encontrado en este diario un mínimo motivo para calzarse las zapatillas y echar a andar o a correr durante un rato.
 
Tampoco puedo expresar lo que ha supuesto para mí sentarme delante del ordenador cada día y dar rienda suelta a mis pensamientos e impresiones de la jornada. A veces, las palabras fluían y enseguida la pantalla se llenaba de mil cosas que quería contar. En otras ocasiones, era un suplicio intentar rescatar de mi colección de pequeñas vivencias algo que pudiese merecer mínimamente la pena ser leído.
 
Como decía, no obstante, y ya que esto no quiere ser ni es una despedida (aún quedan unas cuantas entradas por delante, para bien o para mal), he dejado atrás un montón de cuentas pendientes a pagar, en muchos casos, en forma de carrera. Con David, Antonio, Cris y Óscar espero encontrarme en la salida de los 101 km de Ronda 2014 (con Mariajo en Ronda 2015, si las cosas no cambian). Con Teresa, Lolo, Alfonso, Pelle, Jose, Javi, David, Guille, Alex y otros muchos espero tener muchas ocasiones de rodar en Murcia y en otros lugares. Los de aquí, los que corren y los que no, y de quienes me separaré en breve, están presentes en todas y cada una de las entradas de este diario, y de alguna forma en cada kilómetro recorrido. Estoy seguro de que con muchos de ellos volveré a compartir kilómetros en otros parajes más amistosos.
 
Por cierto, hoy de nuevo amaneció nublado. Llovía al este y al norte, a lo lejos, en las montañas. A mediodía la brisa era fresca y levantaba nubes de polvo en algunas partes del circuito. Sentía a cada paso la tierra y las piedras bajo mis pies. Sentía el corazón latir, la respiración agitada. Sentía el aire impactar contra el rostro. Sentía el sudor perlado en la frente y corriendo por la espalda. Sentía que era feliz y muy afortunado.
 
 
 

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