miércoles, 6 de marzo de 2013

Cambia tu discurso y correrás mejor

La línea de salida de una carrera debe ser el lugar del mundo con mayor concentración por metro cuadrado de gente joven y deportista que:

- no se encuentra bien,

- tiene algún tipo de molestia,

- o no ha podido entrenar bien últimamente.

CIMG4416

Qué difícil es encontrarse a alguien en la línea de salida que diga: "¡Estoy mejor que nunca!" Resulta que, en el sitio donde tendrían que estar personas vigorosas, fuertes, resistentes y plenas de confianza en sus posibilidades, se ve mayoritariamente a deportistas encogidos, venidos a menos y con más excusas que ganas de hacerlo bien;

"Es que no he dormido bien".

"Es que vengo tocado de un resfriado".

"Es que no sé lo que me pasa pero no voy".

Estamos en la antesala del fracaso. No nos damos cuenta de que todas esos argumentos son tan sólo inconscientes mantras, argucias mentales para justificar el fracaso antes de que tome cuerpo, para eludir el sufrimiento que nos conduzca al éxito, y que nos invitan a conformarnos con lo mediocre. Posteriormente, este discurso se transformará, con el paso de los kilómetros en:

"¿Qué necesidad tengo de estar sufriendo?"

"¿Qué más da si aflojo el ritmo?"

"¿Para qué tanto esfuerzo?"

No nos damos cuenta de que si cambiamos nuestro discurso, si dejamos de ponernos la venda antes de la herida, probablemente nos predispongamos a afrontar los momentos duros de otra manera. A mí me gusta visualizar la carrera pensando en el éxito. Éxito es una palabra que abarca un gran número de objetivos: puede ser completar una distancia, hacerlo en un tiempo determinado, en una posición determinada,...

Desde mi punto de vista, el éxito implica disfrutar de la prueba, sentirme vivo en cada zancada, disfrutar del sufrimiento intenso de cada inspiración, vencer el deseo de pararme, de aminorar la marcha, de dejar de padecer...El exito es estar en la línea de salida con una sonrisa, con un gesto de concentración, dispuesto a la lucha. El éxito es sobreponerse a los malos momentos que vendrán, levantarse después de caer, apretar los dientes y fijar la mirada un par de metros por delante de donde impactan mis pies. El éxito es estar en la ducha y sorprenderme pensando en cuándo será la siguiente, en cuánto más estoy dispuesto a entrenar para hacerlo mejor, para superarme. El éxito es pensar en volver.

El discurso negativista nos empobrece. Las excusas sobran, tanto antes como después de correr, principalmente porque desmerecen, conscientemente o no, a los que han corrido más que tú, simplemente porque han sido mejores, más fuertes, más sólidos. A lo mejor, si incorporamos a nuestros momentos precompetición frases del tipo: "qué bien me encuentro", "soy capaz", "podré con los momentos difíciles"..., todo nos va mucho mejor.

Yo me quedo con mi frase de la temporada:

"¡Máquina, este año nos salimos!"

Estoy convencido de que así será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario