jueves, 28 de marzo de 2013

Siempre aprendiendo: la importancia de la técnica de carrera


Esta mañana he tenido la suerte de entrenar junto a Juan Diego Aparicio, mi quiromasajista de Torrepacheco. Hemos compartido juntos unas cuantas vueltas a la pista de tierra del PDM de San Javier. Siempre se agradece una buena compañía durante los entrenamientos, más aún si hay que dar 20 giros a un circuito de 800 metros. Él ha adaptado un poco su sesión de entreno a la mía, de tal modo que la sesión ha sido mucho más amena que si la hubiese llevado a cabo en solitario.
Durante los últimos 4 kilómetros, rodando ya muy tranquilos, hemos tenido ocasión de conversar sobre algunas cuestiones que a mí, al menos, me parecen realmente importantes a la hora de correr: el entrenamiento fraccionadoel nivel de esfuerzo, los ritmos,...y sobretodo, la técnica de carrera. Me doy cuenta de que todavía no he dedicado ninguna entrada a este último aspecto, así que hoy es un buen día para hacerlo, aunque sea de forma breve.
La adquisición y asimilación de una buena técnica de carrera es esencial para continuar progresando en nuestros entrenamientos. Normalmente, la mayoría de los corredores atacan el suelo con el talón, apoyando posteriormente el resto de la planta antes de impulsarse hacia adelante. Esta es una técnica muy extendida y, a primera vista, la que podría parecernos más natural. Sin embargo, considero que conlleva una serie de limitaciones relativas, principalmente, a la longitud de la zancada (difícil de aumentar) así como a la frecuencia de la misma. De hecho, el recurso del que dispondremos para aumentar la velocidad será casi exclusivamente incrementar esta última, con el consiguiente incremento en la producción de ácido láctico.
Por otro lado, el impacto contra el suelo se traslada longitudinalmente a lo largo de toda la pierna, sin que la planta del pie ejerza función alguna en la misma. Por último, se incrementa el tiempo de contacto del pie con la superficie y la cadera desciende más, produciendo un trabajo extra de los músculos isquiotibiales.
A mí me gusta más atacar el terreno con la parte frontal del pie, el metatarso, efectuando el apoyo de fuera hacia dentro, es decir, pisando primero con el exterior del pie, apoyando a continuación el resto de la parte delantera e intentando acortar al máximo el apoyo de la parte posterior. De esta forma, la cadera se hunde mucho menos, el arco plantar soporta una buena parte de la carga de la pisada y el tiempo de apoyo se reduce al mínimo. Por supuesto, asimilar esta técnica lleva consigo un trabajo de adaptación de todos los grupos musculares de la pierna, especialmente de gemelos y sóleo, que verán incrementada su participación en el impulso. A cambio, podremos disfrutar de una mayor longitud de zancada y variarla en función de la elevación del talón y la rodilla durante la ejecución del movimiento, que tenderá a ser más circular. Además de ello, siempre tendremos el recurso de la frecuencia para aumentar nuestra velocidad.
CIMG4422

Preparado para atacar el terreno con la parte delantera del pie
Si os planteáis un cambio en vuestra técnica de carrera, hacedlo siempre de la mano de un profesional experto que os asesore en los ejercicios que tendréis que llevar a cabo para introducir, poco a poco, el nuevo estilo. Recordad que los cambios deber ser progresivos, y en un momento de la temporada en el que dispongamos de tiempo para hacer una buena readaptación muscular. Al principio os cansaréis más, pero poco a poco, a buen seguro observaréis que sois capaces de correr más rápido, una vez se haya producido la asimilación del mismo. Y lo que es más importante, siempre dispondréis de un buen margen de mejora.

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