lunes, 18 de marzo de 2013

Media maratón de Murcia: los kilómetros más difíciles


Ayer fue una de esas carreras largas de verdad, y eso que amaneció un gran día, nublado, pero con la temperatura perfecta para correr. Como había previsto, a primera hora hice el calentamiento de rigor: 8 kilómetros en la pista de tierra del PDM de San Javier, con unas buenas sensaciones, que en nada hacían presagiar la debacle posterior.
Por suerte, me acompañó mi hermano Ale, cuyas palabras de aliento tanto a mitad de recorrido como en la recta final supieron a gloria, así como la conversación posterior de vuelta a casa. Así, con el tiempo un tanto justo, enfilamos la carretera hacia Murcia, donde a las 10 tendría lugar la salida de la media maratón. 3000 atletas entre los que, como pude, progresé para no salir muy rezagado.
Kilómetro 10: quedaba tanto por delante
Kilómetro 10: quedaba tanto por delante (empezaba a sospecharlo)
Aún después de multitud de carreras, uno puede repetidas veces tropezar en la misma piedra. Mi planteamiento quería ser un tanto conservador, pero a la hora de la verdad, los parciales cada 5 kilómetros reflejaron justo lo contrario. En realidad, durante la primera mitad de carrera iba muy cómodo, a pesar de la difícil semana: 18'10" el primer paso, 36'36" el diezmil. Demasiado rápido para mí, seguramente. O al menos, para mi maltrecha musculatura, que un par de kilómetros más tarde comenzó a quejarse amargamente: isquiotibiales y glúteo izquierdos, sóleo derecho,...Demasiado rápido, demasiado castigo. Simple y llanamente.
Así que en el kilómetro 12 tocó levantar el pie. ¡Como si eso, a esas alturas, fuese una decisión consciente y voluntaria! No me equivocaba al pensar que lo que quedaba se haría muy largo, especialmente cuando las molestias fueron en aumento, de tal forma que del kilómetro 15 hasta el final mi prueba se convirtió en un lento peregrinaje de resignación, en una lección de humildad del asfalto a mi persona, grabada a fuego con cada penoso paso, hurgada involuntariamente la herida abierta en mi orgullo por cada corredor que superaba mi tortuoso desplazamiento por las calles de Murcia. Y yo con una determinación sellada un 13 de enero en una terraza del puerto de Cartagena: terminar para sumar 21 kilómetros más a un proyecto que ayer me llevó hasta meta.
Tal vez esa fue la única motivación que me llevó a concluir ayer. Porque ¡qué largos son los kilómetros cuando se le pierde la cara a la prueba! Luego, al bajar del coche y durante el resto del día, mi preocupación fue en aumento, principalmente porque el dolor en la parte alta de los isquios no remitía, más bien todo lo contrario. La carrera había terminado hacía horas, y yo seguía anclado a él, a pesar del vendaje compresivo, del Radiosalil, del hielo y de la manta eléctrica. ¿Habría ido demasiado lejos? Las dudas y la sensación de haberme equivocado plenamente me asaltaban una y otra vez.
Sin embargo esta mañana (¡fuera vendaje compresivo!), aunque las molestias continuaban, he decidido probar suerte, y después de un maravilloso paseo por la orilla del mar, me he dispuesto a rodar 3 kilómetros. Lentamente la sangre ha vuelto a fluir a los castigados músculos. Despacio. Y ha dado resultado, pues me he encontrado un poco mejor. Y todavía quedaba el reparador masaje de Juan Diego Aparicio en su magnífico Centro de Salud Natural de Torrepacheco. Casi podría decir que estoy como nuevo, aunque sé que estaría exagerando (sólo un poco).
En las manos expertas de un gran amigo
En las manos expertas de Juan Diego, un gran profesional y mejor amigo
Me quedo con lo positivo de la experiencia de ayer: los 29 kilómetros más, los casi 50 minutos de lecciones de la ruta, la inmejorable compañía de mi hermano en esos momentos difíciles,... Las cosas no siempre salen como uno espera. Sí, puede que lo más sensato ayer hubiese sido abandonar y no castigar más al cuerpo. Pero, por una parte, tengo un compromiso, una ilusión que sé que me ayudará en los momentos difíciles a lo largo del año. Por la otra, habría dejado sin explorar la vertiente desnuda de esos kilómetros difíciles que tanto nos enseñan sobre nosotros mismos. Que nos hacen más fuertes.

1 comentario:

  1. Una experiencia más ...pero cuidado a ver sí a estas alturas la liamos. Me alegro de que haya sido un susto, que tienes retos de los mportante a por delante. Ánimo.

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