martes, 5 de febrero de 2013

Bajones energéticos: descansa, te lo están pidiendo.

(puedes leer esta entrada en www.ensolo10minutos.com)

Ayer por la tarde, en pleno bajón energético de lunes, que probablemente dure hasta mañana, me crucé, camino de mi sesión de fisioterapia, con un autobús de Donantes de Sangre. Como iban a estar hasta tarde, aproveché a la vuelta para entrar y donar. Total, hoy no me iba a encontrar mucho peor que ayer, y llevaba ya unos meses sin hacerlo. Rellené el cuestionario de rigor y me midieron pulso y tensión. La enfermera era una chica de expresión aburrida. Tensión 12-6, 39 pulsaciones por minuto y déjà vu:

- Haces deporte, ¿no?
- Sí, un poco.
- Es que tienes el pulso muy bajo. ¿Te ha pasado antes?
- No te preocupes, siempre me pasa.
- ¿Te mareas o algo?
- No.

Tanto si eres deportista como si no, al donar sangre, independientemente de la importantísima y desinteresada labor social que estás llevando a cabo, le estás haciendo un gran favor a tu organismo, que al detectar una pérdida de medio litro de sangre estimulará la producción para compensarla, y renovará consecuentemente tu torrente sanguíneo. Puede que estés uno o dos días un poco más flojo que de costumbre, pero a corto plazo no obtendrás más que beneficios.

Los comienzos de semana me suelen resultar especialmente duros. Al entrenamiento del domingo le tengo que sumar que luego me tocan cuatro horas de viaje en coche, y la mayoría de los lunes estoy para el arrastre. Ayer pensaba salir a rodar 40 minutos a mediodía, pero al llegar a la pasarela que cruza a la Casa de Campo me di la vuelta y me volví a la ducha. Al final, en vez de 40 fueron 20 minutos, que buenos son. Es una aplicación práctica de la entrada "Entrenar a partir de los 35: escucha a tu cuerpo", que bien serviría antes de esa edad, pero que se acentúa con el paso de los años, cuando vamos empeorando nuestra capacidad de recuperación y alargando los plazos para estar nuevamente a un nivel óptimo.

Todos tenemos bajones energéticos que son difíciles de reconocer, o a los que nos cuesta hacer caso. Parece que cuando recibimos el entrenamiento semanal, nos olvidamos inmediatamente de que el papel es simplemente eso, papel, que aguanta todo lo que le echen. Es importante tener en cuenta que el cuerpo no siempre responde de la misma forma a las mismas cargas, y que hay un montón de factores externos que influyen en esa respuesta.

A menudo nos empeñamos en terminar entrenamientos que desentrenan, aunque los datos a priori digan lo contrario. Con frecuencia sacrificamos lo más bonito que tiene correr, que es disfrutar de nuestro entorno y de las sensaciones propias. Para no prolongar ese bajón de energía, hay que procurar darle al cuerpo lo que pide: un pequeño respiro que a buen seguro hará que la asimilación de lo que llevamos hecho sea la adecuada. Porque si seguimos pidiéndole que se desgaste, ni asimilará ni podrá optimizar sus capacidades. A veces, el mejor entrenamiento es un buen descanso.

Si hoy estás cansado, déjate el cronómetro en casa y sal a escuchar lo que el cuerpo te vaya pidiendo, durante el tiempo que te lo pida. No podrás hacer nada mejor, ni nada que, a la larga, te entrené más.

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