martes, 19 de febrero de 2013

Desafío Fortalezas-Ronda 2013: el factor humano

Aunque hoy no toca entrada del Desafío Fortalezas-Ronda 2013, no he podido evitar ponerme a escribir, después de leer algunas opiniones (muy respetables, poco respetuosas) en los foros de las páginas oficiales de ambas pruebas. No voy a referirme a ninguna en concreto, más que nada porque sería dar publicidad a algo que, a pesar de su respetabilidad, no la merece.

Nunca llueve a gusto de todos. En particular, parece que siempre llueve a disgusto de algunos, siempre los mismos, que se dedican a cuestionar el buen hacer, la limpieza y la transparencia del mucho trabajo de unos pocos, cuya voluntad y entusiasmo han convertido a estas pruebas en un referente nacional y en modelos organizativos y humanos. Con sus virtudes y sus defectos, como es natural. Pero ejemplares hasta en eso.

Hay un libro de John Carlin llamado "El factor humano", en el cual está basada la película "Invictus", del gran Clint Eastwood. En él se resalta la importancia que tuvo Nelson Mandela en la transición del modelo de apartheid sudafricano a un sistema de gobierno democrático e igualitario. En otras palabras, se hace evidente la importancia del factor humano, o lo que es lo mismo, cómo las mismas circunstancias y los mismos medios pueden convertirse o no en grandes oportunidades en función de quién los gestione.
Para mí, la razón de que los servidores se colapsen el día de las inscripciones en ambas pruebas también tiene que ver con ese factor humano al que se refiere Carlin. Habiendo otras pruebas también de larga tradición y distancias similares a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que hace de estas dos algo especial es, sin duda, la gente que está detrás de las mismas, entre bambalinas, cuidando que todo salga lo mejor posible, echando horas y horas de trabajo únicamente recompensado en forma de satisfacción personal.

Los 101 kilómetros de Ronda y la Ruta de las Fortalezas de Cartagena son carreras épicas no sólo por la distancia o el sufrimiento contenido en tantos kilómetros, sino por la esencia de esos kilómetros, la humanidad y el compañerismo que muchos no saben o no quieren entender. Hace unos días lo hablaba con mi amigo y compañero de fatigas, David. ¡Qué gran acierto ha sido poner en marcha una prueba como las Fortalezas, tanto como lo fue en su día la idea de crear los 101 kilómetros de Ronda! Impresiona ver lo que estas pruebas aportan a la gran cantidad de gente que se implica en ellas.

Desde enero, o incluso antes, los fines de semana Cartagena es un hervidero de marchadores y corredores que se afanan en progresar por los empinados senderos que rodean la ciudad. Y a buen seguro que en Ronda, y en muchos otros sitios, la sensación y el ambiente son los mismos. A mí me parece que éste es un síntoma de buena salud para cualquier ciudad. Al menos, es lo que respiro los domingos por la mañana.

La Ruta de las Fortalezas y los 101 kilómetros de Ronda son dos aciertos no sólo deportivos, sino sociales. Y no hay que olvidar que son eventos posibles únicamente gracias a la ilusión de unos pocos que seguramente, y en más de una ocasión, tienen que luchar contra viento y marea. Es una pena que haya quien no sea capaz de apreciarlo. Pero bueno, hay que aceptar que a quien hoy le molesta la lluvia, mañana le quema el sol.

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