viernes, 11 de octubre de 2013

Día 161: la vida es un regalo

Km recorridos (día/total): 9,6/1383,1                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/352
 
"Y cuando te hayas consolado, estarás contento de haberme conocido, (...)"                
El principito (Antoine de Saint-Exupery)
 
A veces me resulta difícil sentarme a escribir. Esta tarde antes de cenar he venido al locutorio de Internet y he pasado un rato leyendo sobre el fallecimiento de María de Villota. Ha sido una triste noticia, como lo es siempre que una persona nos deja antes de tiempo. En esas estaba, sin muchas ganas de escribir, viendo imágenes, videos, leyendo algún que otro artículo sobre el fatal acontecimiento cuando, paseando por mi Facebook, le he puesto cara a otro trágico suceso del día de hoy.
 
Es curioso comprobar que, hasta que no la asociamos a una persona conocida, la muerte nos puede llegar a resultar algo indiferente, o al menos de un impacto breve y pasajero. Pero ocurre que, de repente, por casualidad, uno ata cabos y relaciona lo que apareció en los breves de las noticias de primera hora de la tarde con un mensaje en el muro de una red social, y en ese momento le pone apellidos a las frías siglas, le asocia una cara, una conversación, la última vez, hace ya algún tiempo, de un encuentro casual cerca de casa. En ese momento, el impacto deja de ser breve y penetra en el cuerpo, ahonda en el interior de uno y lo destroza todo a su paso.
 
Hoy no sé escribir de kilómetros, ni de la temperatura, ni de lo cansado que estoy de todo esto. Como escribía un amigo en su muro, desde el que nos regala cada mañana geniales ocurrencias y absurdas perspectivas del día a día que siempre consiguen arrancarme una sonrisa, hay días en los que uno no sabe donde buscar esa inspiración. Esos días también hay que vivirlos, qué duda cabe, pero son amargos y llenos de silenciosa nostalgia.
 
María de Villota iba a presentar el lunes su libro, "La vida es un regalo". Estoy deseando poder leerlo. A veces no me doy cuenta de lo cierto que es. Pasan los días, las semanas, y uno se encuentra mirando hacia adelante o hacia atrás, pensando en lo que se perdió, en lo que estuvo más o menos acertado o en lo que se equivocó gravemente, en lo que espera que sea dentro de unos meses o en lo que hará cuando pase llegue determinado momento.
 
La vida es un regalo desaprovechado la mayor parte del tiempo. Puede que a algunos nos venga demasiado envuelto, de tal forma que, cuando queramos llegar a saber qué es, hayamos perdido una eternidad retirando con excesivo y estúpido cuidado el envoltorio, corriendo el peligro de llegar a descubrir, puede que demasiado tarde, lo maravilloso que nos aguardaba en el interior.
 
Como digo, hoy no sé describir de otra manera esta jornada gris. La luna brilla con fuerza a estas horas y la brisa es fría. Me siento con la imperiosa necesidad de empezar a arrancar con urgencia el papel que envuelve mi regalo, de hacerlo volar hecho trizas, de ir directo a lo que esconde.
 
La vida es un regalo demasiado breve.

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