sábado, 19 de octubre de 2013

Día 169: la última luna llena

Km recorridos (día/total): 5,2/1462,9                               Vueltas dadas al perímetro (día/total): 1/368
No quiero que hoy me suceda lo de ayer, así que voy a aprovechar que la tarde está tranquila para ir adelantando la entrada de hoy. Diría que hay poco que contar, al menos deportivamente hablando. Sí, hemos rodado un día más, una vuelta más, cinco kilómetros más. Estamos cansados, achacosos, doloridos,... pero seguimos en pie, continuamos con nuestra rutina, cuando otros tal vez hace tiempo lo habrían dejado por imposible. Pero es posible correr cada día durante ciento setenta días en un ambiente hostil y repetitivo. A pesar del calor y del polvo, del hormigón y del cansancio mental. Estamos vivos, ¡y estamos corriendo!
No es un sábado más. A mediodía hemos cerrado la compra de casi dos mil kilos de comida con la recaudación de las 60 NM Solidarias. No se nos había olvidado, ni mucho menos, aunque la carga de trabajo del último mes nos ha hecho tenerlo un poco en espera. Parece que, por fin, el lunes será el día en que entreguemos quinientos kilos de arroz, otros tantos litros de aceite, cuatrocientos kilos de azúcar, doscientos cincuenta de harina y doscientos de legumbres.
Además, Wahid, la persona a la que a través de Kevin, mi magnífico compañero de trabajo, hemos recurrido para hacer que todo lo recaudado vaya a parar a donde pretendíamos, ha colaborado con nosotros sumando otros cincuenta litros de aceite al cargamento. Hay que decir que todo esto, incluido el transporte de la ayuda a su lugar de destino, ha sido posible gracias a las facilidades que en todo momento hemos tenido por parte de nuestro entorno profesional.
El lunes será, pues, el gran día de culminación de nuestras 60 NM Solidarias, que nacieron en la barra de una haima después de una carrera abortada por las malas sensaciones. No me canso de repetir que ha sido una verdadera suerte coincidir aquí con tanta buena gente, y especialmente con Alberto, Pascual y Tabu, que han aliviado la carga psicológica que suponen tantos kilómetros y tantos días. Ni qué decir tiene que el proyecto 60 NM Solidarias nos ha dado una motivación extra para sobrevivir a los meses de agosto y septiembre, para mí los más difíciles, con diferencia, de todos los que estoy pasando aquí.
Mañana nos toca madrugar. Tenemos una sesión larga de entrenamiento: veinticinco kilómetros divididos en dos bloques de diez y un tercero de cinco. Como serán aproximadamente dos horas de entreno, queremos empezar a las siete, para no acabar muy tarde. Será probablemente el último día de gran carga antes de la maratón de Valencia. A ver si las piernas responden bien, y se van yendo las pequeñas molestias que nos aquejan a todos.
Paisaje afganoTenemos luna llena. Me acabo de dar cuenta de que será la última vez que la vea en Afganistán. En los próximos días, comenzará a menguar hasta dejarnos sumidos nuevamente en la más impenetrable oscuridad, bajo el manto de estrellas afgano que todo lo cubre cuando la luna desaparece. Qué cielo tan lindo para un sitio tan poco agradable, con sus generadores toda la noche, día tras día, zumbando. Me pregunto cómo se verá desde el tejado de las casas de adobe. Envuelto en el silencio, uno podría perderse durante horas entre las miles de estrellas que le observan. 

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