viernes, 25 de octubre de 2013

Día 175: Toujours pret

Km recorridos (día/total): 10,8/1541,5                               Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/383
 
No está el cuerpo para bromas. Si durante los últimos cuatro días me había encontrado pleno de sensaciones y con muchas ganas, hoy he perdido al amanecer todo lo atesorado, y después de unas cuantas sesiones realmente placenteras, han vuelto los pequeños dolores y las tensiones musculares que avisan de que hay que levantar, de nuevo, el pie.
 
Y eso hemos hecho, sin dudarlo. Se da, además, la circunstancia de que tanto Alberto como Tabu estaban igual de cansados que yo, por lo que no ha sido difícil llegar a un acuerdo y rodar, que tampoco está nada mal, apenas once kilómetros para mantener la predicción que me había fijado, setenta a la semana, de aquí a final de misión. Lo que a día de hoy me parece poco, en otros tiempos habría sido calibrado de una forma bien distinta. Me gusta el cambio de perspectiva.
 
Me entretengo, mientras tanto, en planificar levemente lo que vendrá a continuación de Valencia, tal es mi ilusión por la temporada que se avecina. Estoy deseando llegar a casa por muchos motivos, y entre ellos se encuentra el nuevo enfoque que adquirirá mi entrenamiento a partir de entonces. El cambio con respecto a los años anteriores promete ser notable, dejada atrás la época madrileña, con sus pros y sus contras. Se abre ante mí un buen catálogo de posibilidades de entrenamiento estando en casa. Todo ello se ampara en unas ganas increíbles de dar un salto de calidad y disfrutar como nunca.
 
De momento, qué remedio, aquí sigo. El frío empieza a ser un factor a tener en cuenta, aunque estamos lejos de padecer las temperaturas un tanto más extremas que tendrán más adelante los que vengan a relevarnos. De momento, los cuatro o cinco grados a primera hora de la mañana son suficientes para ser conscientes de que la situación en invierno podría llegar a ser harto complicada para un norteafricano de nacimiento y murciano de adopción como yo. Afortunadamente, eso lo tendrán que contar otros en breve.
 
Dieciocho días pueden parecer una eternidad o un breve lapso de tiempo, según se mire. A mí se me antoja un mundo, no por el tiempo en sí, sino porque no termino de creerme que esto llega a su fin, después de todo lo vivido. Han sido y están siendo muchos acontecimientos y muchas emociones, algunas todavía contenidas.
 
Ha sido, por qué no expresarlo abiertamente, muchísimo tiempo. Se me hace raro poder hablar, a día de hoy, del inminente retorno, de subir al avión, de despedidas y bienvenidas, de paseos y de tantas otras cosas a priori normales, pero que a mí me han quedado tan lejos durante meses. Uno tendrá que tomarse su tiempo para asimilarlas poco a poco.
 
Ya queda menos de una semana para que desembarquen aquí nuestros relevos. El penúltimo paso. Mientras tanto, como si tal cosa, sigo corriendo, intentando mantener la normalidad del día a día como si quedase toda la vida por delante. Así será hasta el día en que nos marchemos. Correr, correr, siempre correr. A pesar del cansancio. Es mi liberación, mi guía, mi tabla de náufrago. Es mi sino. Lo leía siempre en el emblema de una unidad americana: Toujours pret. Siempre preparado.

2 comentarios:

  1. Hola Fran...cuanto tiempo...por fin me decido a aparecer y veo que sigues con tus entrenos y ya por fin con fecha de vuelta. Me alegro. Ya iré poniéndome al día.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Antonio! Espero que todo este tiempo haya servido para que te recuperes bien de tu lesión. Me alegro de leerte nuevamente por aquí. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar