Día 62: sin cambio es imposible

Km recorridos (día/total): 9/339,2                                            Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/146

"Cuando no conoces a tu enemigo, pero te conoces a ti mismo, serán iguales las posibilidades de ganar o perder".

"El arte de la guerra", Sun Tzu

A las cinco y cuarto de la mañana la brisa era fresca y seca, y el sol apenas se elevaba por encima de las montañas al este. Aún así, a cualquiera que no esté familiarizado con los amaneceres afganos le habría resultado sorprendente comprobar la cantidad de luz del amanecer de hoy, como de tantos otros días desde que llegué.

Así, oliendo al Radiosalil untado cuidadosamente en la zona anterior de la pierna izquierda, he empezado hoy a rodar, muy suave, camiseta blanca y verde de Kalenji con el logo de la AECC de Cartagena, la dirección de la web y el nombre del Proyecto 101 impreso en el pecho, mallas Booster de compresión y mis Brooks Ghost 5 ya en las últimas. Dos kilómetros de calentamiento han resultado más que suficientes para que el cuerpo se hiciese, al menos ligeramente, al esfuerzo. A las cinco y media de la mañana se puede rodar suave sin problemas, pero subir el pulso cuesta mucho.

Hoy se celebraba el cuatro de julio, día de la Independencia de Estados Unidos, así que antes de la salida he asistido emocionado a la interpretación del himno norteamericano por parte de uno de los miembros del US Army. Sin palabras. Después de las palabras de rigor, todo muy cercano, muy americano (deberíamos aprender), bromas, ironías, animos,...se ha dado la salida al cinco mil de hoy.

Eran las seis en punto de la mañana. Aunque parezca mentira, he sido capaz de controlar el ritmo y tomarme el primer kilómetro y medio con mucha calma, rodando ligeramente por debajo de los cuatro minutos. Al llegar al punto más al sur del circuito y hacer el giro para enfilar una cuasi recta de dos kilómetros y medio, le he pedido a Alberto "el Gorra" (otro día os hablaré de este auténtico crack del atletismo de ultrafondo) que pusiese un puntito más, siguiendo con el guión establecido.

Sin embargo, en ese momento otro español de los que circulaba en cabeza ha puesto no uno, ni dos, sino tal vez tres o cuatro puntos de más, y a un ritmo muy exigente nos ha puesto en fila de a uno, de tal forma que nos hemos quedado él y yo con un italiano al que veía más que sobrado. A punto he estado de perder el contacto demasiado pronto con los dos de cabeza, aunque finalmente he logrado pegarme como una lapa a la espalda del italiano, intentando correr cómodo, aunque sin conseguirlo enteramente.

Asi, mientras todo ha ido sin tirones, con exigencia pero en progresión, he aguantado a esta pareja, aún sabiendo que no tendría cambio para cuando la carrera se pusiese seria de veras. Por suerte para mí, eso no ha ocurrido hasta los últimos trescientos o cuatrocientos metros. Y alguno dirá: "pues para lo que quedaba, podías haber apretado..." Ya, ya, aprieta tú, macho. Es como cuando los que no se han subido a una bici en su vida ven el Tour de Francia tirados en el sofá y exclaman: "¡¿Pero por qué no ataca?!"

Sintiéndolo mucho, no tenía cambio para más, y ha ganado el más fuerte. Pero estoy contento con cómo ha ido todo. Haciendo cálculos, si el primer kilómetro y medio hemos ido casi a cuatro, y al final el cinco mil me ha salido más rápido que el del otro día, a casi 3'30" el mil, quiere decir que, aunque parecía que íbamos parados, era sólo un espejismo.

Eso sí, después de la carrera había tarta, así que cuando he visto a Alberto "el Gorra" con el plato en la mano, le he invitado cortésmente a dar otra vuelta conmigo al circuito, con su camiseta del Atlético de Madrid. Lo bueno es que esa carrera final ha servido para que, en lo sucesivo, quedemos a correr de nuevo ¡Menudo crack!

Hoy me es imposible poner fotos de la carrera, así que mañana, sin venir a cuento, pondrá unas pocas. Como es cuatro de julio, voy a honrar a los americanos que están por aquí con la foto del día. Que hoy, aunque no lo he contado, también ha sido un día duro para ellos. Duro de verdad.

La dureza de las carreras es, al fin y al cabo, un juego de estrategias que al final no se cumplen. Poco más.