sábado, 20 de julio de 2013

Día 78: quema el aire

Km recorridos (día/total): 5,2/445,2                                  Vueltas dadas al perímetro (día/total): 1/172
 
Parece que día a día nos vamos superando, y no me refiero con esto a los kilómetros. Esta mañana, a las siete y media, ya había 36 grados. Con esta temperatura, me conformo con rodar y soltar un rato las piernas, antes que ir buscando ritmos y tiempos. Sé que cualquier parecido con la realidad de lo que me espera a la vuelta será pura coincidencia, así que no me desespero. Me gusta el calor, sobretodo si, como aquí, es seco y uno no comienza sudar más que cuando se detiene. Eso sí, quince minutos después de la ducha mi cuerpo todavía buscaba restablecer un equilibrio...
 
Estos últimos días, meteorológicamente hablando, están siendo de lo más duro: a las altas temperaturas hay que sumar el viento caliente que transporta polvo en suspensión, que se incrusta en los ojos, las vías respiratorias y, en general, en cada poro de la piel. Hay que hacerse a todo, pero sin abusar. La primera hora de la mañana seguirá siendo un buen momento para minimizar todos estos factores.
 
En general, el día, como la meteo, ha sido raro, un sábado que no es sábado, ni más ni menos. Por suerte, hoy he podido hablar, entre otras personas, con mi gran amigo y fisioterapeuta Jose Luis Izquierdo. Llevaba unas semanas sin hablar con él y me ha hecho muchísima ilusión poder ponerle al corriente en persona de mis últimos planes e impresiones.
 
También, por la tarde, me ha alegrado mucho ver que esa persona tan encantadora que me inspiró hace unos cuantos días a escribir una entrada se ha recuperado de unos problemas de salud que le han impedido correr durante los últimos tres días. Sintiéndolo mucho, después de catorce días seguidos, tendrá que poner el contador a cero y comenzar de nuevo :-), pero voy a estar ahí animándola a que corra cada mañana. Como sé que un poco más tarde leerá esto, le envío desde aquí un montón de ánimos para mañana. Lo siento, las normas son las normas. A la larga, seguro que, incluso en los peores momentos, encontrará la motivación y la fuerza necesaria para mantenerse ahí, corriendo. Nadie dijo que iba a ser fácil... ¡Ánimo!
 
Hoy voy a terminar un poco antes que de costumbre. No sé cómo ni cuándo, alguien ha conseguido un bien preciadísimo en Herat: huevos. Esta noche, por segunda vez desde que llegamos, nos vamos a juntar a disfrutar de este exquisito manjar. El valor de las cosas no depende de las cosas en sí, sino de la necesidad del que las quiere. Lo mejor de todo es que será en muy buena compañía, como siempre desde que aterrizamos en Afganistán.
Playa de la Llana, Murcia.
Playa de la Llana, Murcia.
 
Mañana será otro día. Hoy dejo otra foto del mar. Concretamente, de un lugar cuya orilla he recorrido montones de veces corriendo, solo en muchas ocasiones,  acompañado de David y de los perros en otras. Daría lo que fuera por poder sumergirme y bajar unos cuantos metros. Entonces, miraría hacia arriba y sentiría cada centímetro de piel en contacto con el agua, las burbujas de aire desfilando por delante de los ojos, la quietud del fondo, el azul impenetrable frente a mí.
 
Aquí, cambio el agua por viento, el aire caliente quema los pulmones, la quietud es sólo aparente, y el color impenetrable es simplemente marrón. No es lo mismo, pero también tiene su encanto. ¿Cómo podría negarlo?

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