martes, 14 de mayo de 2013

Día 11: autoterapia de urgencia

Km recorridos (día/total): 8/74                                                   Vueltas dadas al perímetro (día/total): 4/37

Será ésta la última ocasión en la que me refiera a las dichosas molestias que tengo en el tendón de Aquiles, producto de una sobrecarga en el sóleo de mi pierna derecha. El hecho de no mencionarlas más es simplemente para restarles protagonismo, y que mi cerebro empiece a trabajar para eliminarlas.

De momento, he iniciado una terapia de urgencia: masaje con el gancho Richelli en el sóleo y manual directamente sobre el tendón (no es lo mismo cuando te lo hacen y te duele que cuando se lo hace uno mismo), y para terminar un buen taping en la zona afectada. Seguramente luego recurra al ibuprofeno y mañana al Radiosalil para calentar la zona antes de correr. Por supuesto, también estoy estirando bien cada vez que tengo ocasión.

Lo malo es que después de todo este autotratamiento de choque me duele mucho más, aunque sé que es normal, porque después de la agresión del masaje la zona queda muy dolorida. Luego me pasaré por el hospital por si tienen bolsas de gel frío para estos casos o algún spray de efecto parecido.

Tras tres párrafos todavía no he contado que hoy, como se puede leer en el encabezamiento, he sumado cuatro vueltas más a este circuito, y van treinta y siete. Si no llega a ser por Manu (que hoy tenía las piernas un poco castigadas de su sesión de gimnasio de ayer) me voy en sentido antihorario otra vez. Así iba de dormido... Me he dado cuenta de que en breve, si todo va bien, alcanzaré los 100 primeros kilómetros recorridos en suelo afgano. O lo que es lo mismo, una duodécima parte de los que espero completar al final de mi estancia asiática: 1200 kilómetros (o lo que es lo mismo: 600 vueltas a mi circuito, ahí es nada).

Parece que no, pero poco a poco, día a día, voy sumando vueltas y kilómetros, y como mencionaba en una entrada anterior, me siento cada vez un poco más cerca de casa. Aunque a ratos me dé la impresión contraria. Pero, a decir verdad, son los menos...

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