domingo, 5 de mayo de 2013

Día 2: Dios los cría y ellos se juntan

El sol en Herat sale muy pronto. Nada que ver con los tardíos amaneceres mediterráneos. Yo no lo supe hasta ayer, y lo he podido constatar hoy nuevamente, cuando, pensando que las siete y media de la mañana sería una buena hora para correr sin pasar calor, salí sin gafas de sol y tuve que volver a mi alojamiento a por ellas.
 
Por otro lado, también creía que a esa hora, estando como estamos a principios de mayo, la temperatura sería agradable, incluso fresca. Tampoco. Debe haber una humedad relativa del 20 o 25 por ciento, y el calor se nota incluso desde primera hora de la mañana. A mí se me seca la garganta en seguida, así que mañana me llevaré una botella de agua a situar estratégicamente en algún punto del recorrido para atenuar el efecto de la sequedad ambiental.
 
Hoy, domingo, hemos vuelto a repetir hora de encuentro, y nos hemos juntado cinco, aunque estoy seguro de que el grupo irá aumentando con el paso de los días. La primera vuelta de 2 kilómetros ha sido muy suave, conjunta, para que el resto, menos Manu, que ya lo conocía, viese el circuito, y después de una breve parada, he vuelto a mis ritmos de carrera, charlando, pero con un pelín más de exigencia. Así, cada uno ha ido encontrando su ritmo y hemos completado dos vueltas más con pausa intermedia, ligero y con muy buenas sensaciones.
 
Por la tarde he tenido otra sesión de swiss ball, esta vez con la buena compañía de un triatleta, Adolfo, que termina misión en unos días (una pena no haber coincidido con él, porque habríamos aprendido mucho el uno del otro). De nuevo he trabajado, de forma muy relajada, abdominales y músculos de los que desconozco no ya su nombre, sino hasta su localización. Pero están ahí, por pequeños que sean, y son los que, a la larga, nos limitan el ejercicio por lo poco que, principalmente por desconocimiento, los trabajamos habitualmente.
 
Que bueno es, después de apenas 48 horas desplegado en suelo afgano, haber encontrado buenos acompañantes que dulcifiquen, en cierto modo, la rutina deportiva diaria. ¿Ley de la atracción?¿Casualidad? No lo sé. En cualquier caso, hacemos bueno el dicho: Dios los cría y ellos se juntan. Así, como si nada. Con naturalidad.

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