lunes, 13 de mayo de 2013

Día 10: ¡qué noches tan cortas!

Km recorridos (día/total): 6/66                                             Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/33
 
Estoy durmiendo poco y lo noto, especialmente a la hora de levantarme, cuando me quedo sentado en la cama, soñoliento y pensando en la siesta que después nunca me echo. Pero es que por la noche siempre se me hace tarde, porque para hablar con casa por Skype a una hora razonablemente buena allí hay que esperar hasta casi media noche aquí, y cuando llego a la habitación me gusta leer al menos un capítulo o dos del libro que he empezado aquí: "Cometas en el cielo", de Khaleed Hosseini. Últimamente no soy capaz de finalizar el capítulo...
 
Hoy ha habido un cambio de rutinas, como ya os comentaba algún día de la semana pasada: zapatillas nuevas (esta semana tocan las Brooks Ghost 5, que seguramente morirán en un par de meses, si no antes) y giros en sentido horario. Parece mentira cómo una simple alteración de lo habitual puede provocar un efecto tan renovador. De repente, el mismo circuito al que he estado dando vueltas en sentido contrario durante 10 días se vuelve, con una simple inversión del sentido, uno totalmente distinto.
 
Lo de las zapatillas es caso aparte, y el principal motivo del cambio es, como ya explicaba en el artículo "¿Zapatillas de running? Dos pares, mejor que uno", evitar que el pie se acostumbre a un mismo apoyo y vaya adquiriendo los defectos de pisada que conlleva el desgaste de la zapatilla. Aún así, llevo varios días con una ligera molestia en la zona del tendón de Aquiles derecho, aunque nada grave. Seguro que de aquí a un par de días, Radiosalil mediante, está como nuevo.
 
Por cierto, la mañana ha sido espectacular: unas nubes altas ocultaban el sol a la hora de la carrera (luego el calor ha apretado de lo lindo), así que la temperatura se ha mantenido muy agradable durante la media hora de carrera. Y esta tarde, a última hora y con la intención de despejarme un poco, he hecho un buen rato de swiss ball, especialmente equilibrios encima de la pelota. Me relajan muchísimo. Y eso era lo que necesitaba después de los días tan largos, pero sobretodo, de las noches tan cortas que llevo acumuladas últimamente.

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