viernes, 6 de septiembre de 2013

Día 126: bajas temporales

Km recorridos (día/total): 5,2/1010,8                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 1/279
 
Los kilómetros de las últimas semanas van pasando factura. Si primero fue Pascual el que tuvo que parar durante un par de días a causa de una sobrecarga del tibial anterior (la dureza del terreno se presta a ello), hoy ha sido Alberto el que se rezagaba casi desde los primeros metros y luego sufría para mantenernos a tiro de piedra. Hubiese sido sorprendente, de no haber sabido que tiene los cuádriceps sobrecargados y los tendones de las rodillas se llevan quejando al menos un par de días.
 
Por suerte, contamos en Herat con un gran fisio, Roberto, que en seguida le ha atendido, al igual que hizo con Pascual hace un par de días. En breve estará como nuevo, seguro. Yo, por mi parte, me voy librando. Cierto es que me duelen hasta las pestañas, especialmente a primera hora de la mañana, pero de momento nada grave, si acaso los gemelos un poco cargados: algo que Roberto ha sabido aliviar con un buen masaje a mediodía.
 
De hecho, ya me ha dado cita para el miércoles, después de la carrera, con la intención de hacerme alguna que otra punción seca que deshaga bien todas las contracturas. Por ahora, tan sólo los tendones de Aquiles emiten una apagada queja de vez en cuando, pero intento no hacer mucho caso del rumor en la lejanía.
 
Así que esta mañana me he limitado a cinco kilómetros de regeneración, y he hecho bien. No sé si por la acumulación de días, o de kilómetros, o más bien de ambas cosas, el caso es que cada día me encuentro un poquito más cansado. Probablemente mañana, aprovechando que Alberto descansa de manera obligada y Pascual y Tabu saldrán muy temprano, me regale una sesión de regeneración que durará lo que me pida el cuerpo.
 
Hoy ha vuelto a apretar el calor. Parecía que ya había pasado, y sin embargo en las horas centrales del día hemos alcanzado nuevamente unos sofocantes cuarenta grados. Parece, no obstante, que no va a ser la tónica general de ahora en adelante, y que durante estos dos meses que restan de misión las temperaturas irán remitiendo progresivamente, paralelamente a las horas de luz, que cada día son más escasas.
 
Ayer me sorprendió que mucha gente me felicitase por los mil kilómetros alcanzados, cosa que me hizo muchísima ilusión, para qué negarlo, y que agradezco enormemente. También esta semana alcancé los veintidós meses seguidos corriendo todos los días al menos diez minutos. Antes de la carrera del día once tocará bajar un poco el volumen, a ver si consigo así encontrar buenas sensaciones durante la misma y evitar que se convierta en un sufrimiento de sesenta y tantos minutos.
 
Ese es el siguiente objetivo. Luego vendrán las veinte millas náuticas de la carrera solidaria, y después... bueno, después habrá que plantearse cómo llegar a Valencia en la mejor forma posible aunque, a día de hoy, mi mes de noviembre es una completa incertidumbre. Será mejor, pues, ir paso a paso, de objetivo en objetivo, mientras el camino y el paso de los días me van descubriendo más detalles de mi inminente regreso y todo lo que ello conllevará. En cualquier caso, bendita incertidumbre...
 

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