lunes, 30 de septiembre de 2013

Día 149: urban running

Km recorridos (día/total): 10,5/1262,6                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 1/327

Cuando esta mañana he abierto los ojos y he tomado mediana consciencia de mi cuerpo, me he dado cuenta de que me dolían hasta las pestañas. Habíamos quedado Alberto y yo a las siete y cuarto, así que no había mucho tiempo que perder, sobre todo porque a continuación teníamos una orientación urbana. Alberto se había quedado hasta las dos y media a ver a su Atleti, y aparte del sueño, traía un dolor de garganta importante (la jornada del domingo nos ha ido pasando factura a todos, poco a poco).
El inicio de nuestra carrera debe haber sido digno de grabarse. Hoy, más que nunca, hemos progresado lentamente, tanto, que ni siquiera Alessandro, el italiano de la carrera de las diez millas, ha podido aguantar a nuestro lado y ha preferido continuar a su ritmo a partir del kilómetro tres. Nosotros, mientras tanto, hemos ido a lo nuestro, desengrasando poco a poco la musculatura, sin otras pretensiones más allá de eso.

Después de la carrera, nos hemos ido directos a la orientación urbana que nuevamente ha organizado nuestro compañero Javier Amaya. De nuevo ha sido divertidísimo andar buscando balizas por toda la zona de vida española e italiana. A mí, además, me ha servido para hacer unos cuantos cambios de ritmo y, por encima de todo, para disfrutar sin andar pendiente del reloj, sino del mapa. Casi sin darme cuenta, han caído otros cinco kilómetros y pico más, rodeando contenedores, atravesando calles de vida, entrando y saliendo de los refugios,... Como digo, todo este rato de diversión, entretenimiento y deporte al aire libre se lo debemos a la generosidad de una persona que se ha tomado mucho tiempo en levantar unos mapas alucinantes de la zona que ha albergado la carrera.

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Para cuando todo ha terminado, yo estaba deseando tomarme una aspirina, coger la cama y desconectar del mundo exterior. El dolor de cabeza me ha durado gran parte del día, aunque no ha sido impedimento para nada. Seguramente por eso, hoy mis ánimos andaban un poco más decaídos que durante las dos últimas semanas. Por suerte, disfrutar de una gran carrera de Moto GP junto a Asís y una visita a tiempo de Alberto y Pascual a lo largo de la tarde (ya hemos comenzado a mandar certificados de las 60 NM Solidarias; terminaremos de hacerlo en los próximos días) han mejorado las grises perspectivas iniciales, y finalmente hemos terminado delante de una pizza y una cerveza, un domingo más.

Con todo ello y Skype fuera de servicio desde ayer, mi cama me llama, aún tan temprano. Mañana toca madrugón (mi despertador sonará a las seis menos cinco), carrera de catorce o quince kilómetros e inicio de una semana en la que nos adentraremos inexorablemente en octubre, el último mes completo que nos resta aquí, así que creo que será mejor que me vaya a dormir ya, antes de que los ojos se me cierren del todo, como amenazan con hacer desde hace un rato.

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