martes, 17 de septiembre de 2013

Día 137: en la recta final de las 60 NM

Km recorridos (día/total): 9,6/1131,4                               Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/303
 
Hoy he vuelto a experimentar la sensación que relataba ayer, si cabe aún con mayor intensidad. ¿Quién me lo iba a decir, después de todos los meses que han pasado desde aquel ya lejano tres de mayo? Sentir nuevamente el aire fresco es reconfortante, una especie de preludio de la temporada que se avecina.
 
Después de dos días más o menos intensos, hoy tocaba el turno de tomárselo con calma: nueve kilómetros y medio por la mañana, relajando piernas, charlando tranquilamente con Alberto, disfrutando del frescor matutino y especialmente de la belleza del paisaje que, ya sin polvo en el ambiente, se divisa desde casi cualquier punto de nuestro recorrido. Las montañas a esas horas son un catálogo de luces y sombras y de distintos tonos de marrón.
 
Casualmente, esta mañana nos hemos entretenido brevemente en su contemplación, aventurándonos a calcular la distancia hasta el macizo montañoso situado más al norte y que no es, como descubrí hace poco, la frontera natural con Turkmenistán, sino una cadena de mediana elevación que se yergue entre la ciudad de Herat y el sur, unas decenas de kilómetros más arriba, de la ex-república soviética.
 
Así, la carrera ha discurrido placentera, disfrutando de un día visualmente hermoso. Las noches son, ahora y durante los últimos días, dignas también de disfrute. La luna brilla con fuerza, proyectando las sombras nítidas de cuerpos y edificios. ¡Dan ganas de calzarse las zapatillas también a estas horas!
Por lo demás, hemos entrado en la recta final de nuestro proyecto solidario, las 60 NM del Repliegue Qala-i-Nao-Herat, y me alegra muchísimo comprobar que hay tanta gente colaborando con el mismo, decidida a correr, a apoyar, y en general a hacer lo que sea por acompañarnos el próximo domingo desde las seis de la mañana. De hecho, se nos ha ocurrido que al final de la jornada sumaremos no sólo nuestros kilómetros, sino también los de todos aquellos que se animen a seguirnos. No me atrevería a dar una cifra, aunque estoy seguro de que serán muchísimos.
 
Lo cierto es que, como no he tenido mucho tiempo para pensar en ello, todavía no me hago a la idea de lo que supondrá correr treinta y siete kilómetros en este entorno tan poco amable con el corredor. Imagino que, dado lo especial de la ocasión, no supondrá un esfuerzo tan grande como cabría esperar. Además, me agrada el hecho de poder estar prácticamente desde el alba pendiente de lo que hagan primero Alberto y luego Pascual. Es para nosotros ilusionante comprobar, por todo lo que supone, lo mucho que se ha volcado la gente con la prueba.
 
No olvido que el objetivo final de la misma es recaudar fondos para comprar alimentos que luego entregaremos, con la ayuda de las Fuerzas Armadas españolas, a un orfanato de la ciudad. Hay gente que se pregunta si es verdaderamente posible que todo lo recaudado llegue de esa forma a quienes más lo necesitan. Pues bien, así será, simple y llanamente porque nosotros mismos lo gestionaremos y nos encargaremos de ello. No habrá intermediarios, ni se empleará el dinero en otra cosa que no sean esos alimentos.
 
Cada día estoy deseando irme a la cama más temprano. Apenas pasan unos minutos de las diez, pero ya tengo ganas de descansar. Mañana echaré a rodar con Alberto a las seis y media (Pascual y Tabu lo harán a las seis). Ya estaremos a mitad de semana. Septiembre se me va volando. Estoy inmerso en el último tercio de esta prueba de gran fondo. Empiezo a visualizar el momento de cruzar la línea de meta. Casi a cada instante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario