jueves, 26 de septiembre de 2013

Día 146: no hay mal que por bien no venga

Km recorridos (día/total): 5,2/1226,9                               Vueltas dadas al perímetro (día/total): 1/322

Si hubiese tenido que elegir una semana para tener más trabajo que de costumbre y no poder entrenar como me apetece, a buen seguro habría sido esta en la que nos encontramos. Aunque me apetece hacer más, me estoy teniendo que conformar con mi sesión matinal. Esa no me la puede quitar nadie, porque nadie más que yo controla mi despertador, y puedo adecuar la hora de salida al inicio de mi jornada laboral.

No es mucho, pero llegado el caso es mucho mejor que no hacer nada durante varios días seguidos, como habría sido el caso en los últimos cuatro días. Desde el lunes, no ha habido un día en que abandone la oficina antes de las ocho de la tarde. Por suerte, no es algo habitual, y ha coincidido con mi semana de descanso después de la paliza del domingo. No hay mal que por bien no venga.

Eso sí, lo poco que hago lo estoy disfrutando de verdad. Hoy he vuelto a salir a rodar solo, no muy temprano, sin reloj ni intenciones por mi parte de medir nada. La verdad es que cada vez disfruto más corriendo así, guiándome por las sensaciones que tengo, haciendo lo que me pide el cuerpo en cada momento. Estos días, me pide descanso. Y yo se lo estoy dando, mal que me pese.
Casualmente, a media mañana me he podido escapar un rato al fisio. Roberto ha estado trabajando un poco en mis isquiotibiales, que con su ayuda y el paso de los días van recuperándose lentamente. Como por la tarde he tenido que descansar de manera forzosa, seguramente mañana esté como nuevo y con ganas de comerme el mundo.

Por lo pronto, con Alberto un par de días en el dique seco a causa de una ligera sobrecarga en el tibial anterior, y sin coincidencia horaria con Tabu y Pascual, mañana puede que salga a rodar un rato con Víctor, la más reciente incorporación al grupo, y que me estuvo apoyando durante varias vueltas el pasado domingo. Como tengo la intención de seguir yendo tranquilo, me viene bien, al menos por estos días y siendo egoísta, mantenerme un poco al margen del grupo. Cuando salimos juntos, siempre hay alguien con ganas de tirar y de ir rápido, y yo ya tengo más que comprobado que, al menos a mí, ese sistema no me funciona.

Así que, como digo, no hay mal que por bien no venga, y entre la sobrecarga de isquios, el catarro (del que estoy mucho mejor) y la intensidad laboral de la semana, he tenido que descansar de manera obligada, aunque cierto es que el cuerpo me lo estaba pidiendo. Y cuando eso ocurre, hay que hacerle caso, por si acaso no confluyen las circunstancias, como a mí, afortunadamente, me ha ocurrido últimamente.

Mañana ya estaré más descansado, y los huecos para entrenar aparecerán solos. Seguro.

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