domingo, 15 de septiembre de 2013

Día 135: los buenos ratos

Km recorridos (día/total): 19,2/1105,5                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 4/298
 
Después de tres días de descanso, el domingo me ha traído de vuelta a una normalidad, en lo que se refiere a los entrenamientos (la otra normalidad es ya de sobra conocida), que ya añoraba en cierto modo. Así, a las siete y media de la mañana me he calzado las zapatillas y he salido a disfrutar de una carrera en solitario. Esa intención apenas ha durado doscientos metros, que ha sido lo que he tardado en encontrarme de frente con Alessandro, el italiano que me acompañó en las diez millas del otro día, y con el que he compartido unos cuantos kilómetros hoy también.
 
Por fin han quedado atrás las piernas doloridas y la sensación de fatiga que tenía desde el miércoles. Desde luego, me vino muy bien el descanso de ayer por la tarde, porque hoy estaba con muchas ganas y rodando muy fácil desde el principio. Tanto, que nuevamente por la tarde me he animado a salir, a ver que tal respondía Alberto después del obligado parón a causa de sus molestias, y con la buenísima compañía de Walter, un coronel salvadoreño encantador con el que ya he coincidido en otras ocasiones, al que prometimos una tarde tranquila que sólo lo ha sido a medias. Para él, ha sido posiblemente una buena forma de celebrar el Día de la Independencia de El Salvador, hoy quince de septiembre.
 
Así, entre charlas sobre equipos punteros y segundones, atletas cazados por doping, maratones y lo pronto que anochece, se nos han ido otros casi diez kilómetros que me han parecido la mitad, especialmente por la grata compañía de Alberto y Walter. Lo mejor de todo es que el primero ha respondido bien al entrenamiento, y parece haber dejado atrás todo indicio de lesión, lo cual es especialmente importante para afrontar con ciertas garantías los treinta y siete kilómetros que nos esperan a cada uno el próximo domingo.
 
Después del entrenamiento, Alberto, Pascual y yo hemos pasado un buen rato de charla delante de una pizza y una cerveza. No todo va a ser el hablar entrecortado de los rodajes a pie y el hombro con hombro sobre el asfalto. Con más tranquilidad de la habitual, hemos intercambiado opiniones sobre ritmos, parciales, tácticas, expectativas... Todo gira en torno a la maratón de Valencia del diecisiete de noviembre, donde esperamos encontrarnos nuevamente pocos días después de haber abandonado Afganistán.
 
Desde luego, no podría haber encontrado mejores compañeros de entrenamiento en Herat. Poder contar con ellos a diario lo hace todo un poco más llevadero. Más allá del deporte, creo que compartimos la misma pasión por la vida en general. Todos añoramos a nuestras familias y estamos deseando, algunos con menos esperanzas que otros, dicho sea de paso :-), que nos acompañen allá donde vayamos a nuestro regreso: Valencia, Melilla, Ronda... por el simple hecho de tener una excusa para volver a compartir ratos tan inolvidables como los que compartimos aquí.
 
Y así pasamos las horas juntos: corriendo, planeando, soñando con esta o aquella marca, exponiendo inquietudes y pequeñas alegrías, que son más grandes cuando estás entre amigos. Porque, ¿qué nos quedaría, sino, de toda esta experiencia, una vez hayan volado todos estos kilómetros y los que tenemos por delante? Simplemente eso: los buenos ratos como el de esta tarde.
 
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