lunes, 16 de septiembre de 2013

Día 136: diversión a tope

Km recorridos (día/total): 16,3/1121,8                              Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/301
 
Esta mañana he sentido, diría que por primera vez desde que llegué, el aire frío impactando en los brazos mientras corría. Cierto es que durante las últimas semanas las temperaturas matinales han descendido, en algunos casos por debajo de los veinte grados. Sin embargo, hasta hoy no había experimentado esa sensación tan aparcada desde hace meses.
 
Mi despertador ha sonado a las seis y diez de la mañana. Amanecía el lunes más o menos a esa hora, así que cuando hemos comenzado a rodar Pascual, Alberto, Tabu y yo veinte minutos más tarde, el sol apenas asomaba por encima de las montañas. El ambiente era distendido, y la carrera ligera, sin grandes esfuerzos, en buenísima compañía, como vengo reseñando desde hace algún tiempo.
 
Ha comenzado una semana que me llevará, si todo va según lo planeado, a completar treinta y siete kilómetros el próximo domingo. Estoy muy tranquilo al respecto, a pesar de que se espera un repunte de las temperaturas el jueves y el viernes. En cualquier caso, me he enfrentado a peores condiciones climatológicas y a distancias más largas, y lo que es más importante, con mucha menos motivación.
 
Esta tarde quería salir a rodar muy suave. Sin embargo, nos hemos reunido unos cuantos, y la moral del grupo, con la presencia de los más habituales, más Pepe Soria y Ángel, ha crecido en consonancia con el ritmo de la carrera. Como describía muy bien Alberto en su twitter (@albertogorra), ha habido risas, diversión, velocidad y kilómetros. Los seis hemos progresado por el asfalto afgano engullendo corredores uno tras otro, al abrigo de las últimas luces de la jornada, sin esfuerzo aparente.
 
Finalmente, hemos completado casi siete kilómetros, que podrían haber sido muchos más, dada la extrema facilidad con que han transcurrido. Las sombras, sin embargo, avanzaban también a un ritmo infernal, y nos han invitado a poner rumbo de regreso antes de lo que, a buen seguro, habríamos querido.
 
Me sorprendo, durante estos últimos días, contemplando en algunas ocasiones el paisaje montañoso que nos rodea, respirando el aire proveniente del norte, sintiendo en cada poro de piel el contacto con esta atmósfera tan extraña. Lo hago, especialmente,  cuando llego al punto más meridional de nuestro circuito, en esa pequeña pausa de un par de minutos antes de emprender la marcha rumbo al norte. Presiento que voy a echar de menos estas carreras.
 
Es tarde y estoy agotado, pero feliz. Mañana intentaré tomármelo con más calma: un único rodaje a primera hora, y masaje a mediodía. Lo estoy deseando con toda mi alma. Casi tanto como meterme esta noche en la cama...

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