domingo, 18 de agosto de 2013

Día 106: ¡esto es vida!

Km recorridos (día/total):  19/761,4                                        Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/231

A las seis de la mañana he abierto los ojos. No era una cuestión de andar sobrado de sueño (lo cierto es que tampoco me puedo quejar). Más bien, el prematuro despertar ha estado orientado a un autochequeo de mis dolencias varias. Afortunadamente, he podido constatar, no sin gran alegría, que lo único que me lastraba, y sólo en cierto modo, era una congestión muscular del tren superior en general, importante, eso sí, pero no lo suficientemente poderosa como para atarme a la cama y hacerme eludir mi carrera diaria (por otro lado, a estas alturas no sé qué razón mundana, que no sea un impedimento físico manifiesto, puede evitar que corra).

Así, un buen rato más tarde, a las siete y cuarto, he salido a la luz del sol, desperezándome al ritmo de la suave y fresca brisa del norte, para encontrarme con Alberto, que me esperaba sentado, con cara de mucho sueño, sobre una arqueta situada al otro lado de la carretera, a los pies del merlón que ahora simplemente divide las zonas de vida italiana y española, pero que hasta hace unos años, y he ahí su razón de ser, delimitaba el campamento inicial donde convivían todas las fuerzas desplegadas al oeste de la pista de aterrizaje.

La carrera de la mañana ha sido, como viene siendo costumbre, renovadora. Esos veinticinco minutos de rodaje suave, tranquilo, parsimonioso a ratos, son para nosotros la mejor forma de afrontar el nuevo día. Lo hablábamos Alberto y yo a la vuelta de la puerta sur de la base: ¡esto es vida! Me cuesta comprender, después de todo, que haya quien pueda sobrevivir al día a día sin una pequeña dosis de ejercicio.

Después el día transcurrió de una forma agradable, sin grandes acontecimientos a los que referirse, salvo mi visita de rigor al fisio, Roberto, un castellano-leonés muy agradable que se encarga de tratar semanalmente, desde hace un par de meses, las partes de mi cuerpo más castigadas por los impactos y las cargas de la carrera.

También querría referirme hoy a algunas personas que, desde hace escasas dos semanas, siguen mi blog desde Palma de Mallorca, gracias a mi compañero y amigo Asís. Aquí me veo, a siete mil kilómetros de distancia, intentando exportar la filosofía “en sólo diez minutos” de la que soy un ferviente defensor. Ojala descubran de algún modo lo beneficioso que es consagrarse a la práctica del ejercicio diario. A mí me hará muy feliz ser parte influyente en el proceso. El mérito es, al fin y al cabo, del que se pone las zapatillas y echa a correr. Sólo puedo decir que, aunque no lo parezca, diez minutos sí que sirven.

La tarde, a pesar del cansancio acumulado, nos ha juntado de nuevo a Alberto y a mí, y poco después a Jose Soria, para completar un grandísimo entrenamiento de casi catorce kilómetros, recorridos en su gran mayoría en un silencio que decía bien a las claras que está tarde tocaba sufrir, especialmente en los tramos contra el viento. Aún así, cada uno ha sacado lo mejor de sí mismo, demostrándose una vez más que el límite está siempre bastante más allá de lo que creemos. Sólo necesitamos, en algunas ocasiones, que alguien nos muestre el camino y nos abra paso. Finalmente, no puedo más que quitarme el sombrero ante el derroche realizado por mis compañeros de asfalto.

Mañana es domingo. Tendremos, como es obvio, nuestros pequeños placeres: carrera suave por la mañana, desayuno al sol en gran compañía y un día más relajado que el resto de los días de la semana. Yo he entrado en una dinámica positivista en cuanto a lo que resta. Después de dieciséis fines de semana aquí, únicamente quedan diez para volver a casa. A priori, para mí es el tramo más sencillo. En la práctica, aún con algunos momentos de duda, así está siendo, al menos de momento.

Cuento los días que faltan, los que llevo, los kilómetros que he recorrido y los que, presumiblemente, quedan por recorrer. Siempre me ha resultado más fácil ir marcando pequeños hitos a alcanzar. El próximo son los mil kilómetros, espero que en apenas tres semanas, coincidiendo con el inicio del último tercio de misión.

Esto está hecho. Aunque a veces cueste verlo de esa manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario