sábado, 10 de agosto de 2013

Día 99: máscaras que se van con la lluvia

Km recorridos (día/total): 18,1/684,5                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/217
 
Por primera vez en mucho tiempo, el día de hoy ha amanecido gris, y el sol apenas ha hecho acto de presencia durante las horas siguientes. Si acaso un tímido rayo ha asomado entre las nubes. Incluso la tarde ha sido fresca, con una agradable brisa que arrastraba nubes desde el norte (al final de la tarde el viento roló al sur), y la lluvia hizo breve acto de presencia, de tal forma que todo el mundo salió a disfrutar del olor a húmedo del ambiente, presenciando las escasas gotas de lluvia que caían sobre este terreno tan árido como algo inaudito y sencillamente maravilloso. Para mí han sido las primeras en casi cuatro meses.
 
Hay que decir que la mañana comenzó, cómo no, con una breve carrera junto a Alberto, que se está subiendo ya casi todos los días al tren mañanero. Y es que, después de los veintitantos minutos a ritmo suave, uno afronta el comienzo del día desde una perspectiva mucho más halagüeña. Mejor aún si, como es el caso de las últimas mañanas, la compañía es tan agradable.
 
Por la tarde, y por diversos motivos, nos volvimos a ver, en un principio, de nuevo Alberto y yo, aunque en breve se unió Jose Soria para conformar un gran terceto. La idea era hacer unas cuantas progresiones de doscientos metros, pero no tenía cuerpo para ello, por lo que sobre la marcha decidimos cambiar a un rodaje fraccionado que ha dado, finalmente, buenos resultados y mejores sensaciones. Los tres, sin excepción, hemos acabado el entrenamiento contentísimos.
 
Éste ha sido el día cien de estancia en Herat. Podría decir que el tiempo ha volado, pero estaría mintiendo. Ha ido, simplemente, a su ritmo, ni más ni menos. Ha dado tiempo, qué duda cabe, a descubrir a mucha y muy buena gente, casi de cualquier clase y condición. Lo bueno y lo malo de estar aquí tanto tiempo, todos juntos las veinticuatro horas del día, es que al final se termina viendo a la gente tal cual es, incluido uno mismo. Las máscaras que todos llevábamos desde el primer momento han ido cayendo, una tras otra, de manera inmisericorde, dejando al desnudo la verdadera naturaleza de cada uno de nosotros.
 
Cuento con la suerte de tener cerca a grandes personas, gente encantadora, en los buenos y en los malos momentos, que los hay, para todos, y muchos, estoy seguro. Cada uno lidia con lo suyo y se apoya a su manera en los más próximos, en los más afines. Yo le tenía prometidas a una de estas personas unas líneas desde hace días.
 
Para mí, una de las más gratas sorpresas es haber dado con personas como Asís, que cada lunes escribe una breve reseña sobre nuestra vida en la base (y que comparte conmigo desde hace unas semanas, algo por lo que le estoy muy agradecido). Asís es un tipo elegante, serio en primera instancia, gran conversador, prudente y sensato. Es de esa clase de personas que mejora el ambiente con su presencia, con sus opiniones y con su saber estar.
 
Como he expresado en otras ocasiones, creo que el componente humano es la base fundamental de esta experiencia. Este, en ese sentido, es un sitio de complejas relaciones, principalmente por el factor al que antes aludía: las máscaras acaban desprendiéndose, dejando ver al individuo como verdaderamente es, lo cual no es bueno ni malo, sobre todo desde el momento en que aceptamos que no somos, ni de lejos, los seres perfectos en los que en una época de ilusoria juventud aspiramos a convertirnos.
 
Hoy, en el centésimo día de misión, la lluvia ha ayudado, si cabe un poco más, a que ese maquillaje se desprenda. Tal vez una de las lecciones más importantes que se pueda aprender de todo esto es que, después de todo, las personas son como son, y como tales hay que aceptarlas. Lo que ocurre es que, en la mayoría de las ocasiones, nos resulta mucho más cómodo ver la paja en el ojo ajeno. Sería cuestión de comenzar a mirar más al interior de cada uno. Probablemente, seríamos todos un poco más condescendientes con los defectos del prójimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario