jueves, 1 de agosto de 2013

Día 90: irreflexiones, decisiones

Km recorridos (día/total): 14,5/576,3                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/197
 
Hay cosas en la vida que se deciden por un detalle. Al menos en mi caso, muchos acontecimientos están marcados por una profunda irreflexión, o lo que es lo mismo, por una ausencia total de juicio sólido. Me pasó, por ejemplo, cuando decidí ir a la Titan Desert, más tarde con la Ruta de los Conquistadores, con los 101 kilómetros de Ronda, con la Ruta de las Fortalezas,... No siempre, he de decirlo, fueron decisiones acertadas. Pero fueron decisiones, al fin y al cabo.
 
Llevaba ya varios días con algún que otro cabo suelto, sobre todo en lo referente a la maratón que, si todo va bien, quiero correr a mi regreso. Estaba pendiente de la fecha de mi relevo para decidir si iba a Murcia o a Castellón. Una era demasiado pronto, demasiado arriesgada. La otra, demasiado tarde, a pesar de lo especial del lugar. Estaba Valencia a medio camino entre una y otra, pero en mis intenciones nunca figuró ir a la ciudad del Turia a correr. Demasiada gente, decía.
 
Pues bien, al final, como soy experto en contradecirme, y no me da ninguna vergüenza reconocerlo, hoy, después de leer un mensaje de un gran runner y buen amigo, Pascual Vargas, al que espero con los brazos abiertos en Herat la semana próxima, he decidido apuntarme a la Maratón de Valencia. Dicho y hecho. Bueno, no exactamente así. Antes de hacerlo, faltaba una llamada para decidirme. O era con David, o no era. Resultado: inscritos sin más demora (como no podía ser de otra manera).
 
Esta promete ser una gran experiencia. Como hablaba con David, vamos a por todas, con el objetivo de disfrutar y de hacerlo lo mejor posible. Será nuestra primera maratón, juntos o por separado. ¿Qué mejor compañero de fatigas, a pesar de la distancia? ¿Qué mejor motivación que la de llegar, adaptarse al entorno e ir a correr? ¿Qué mejor manera de descontar días que ir, a su vez, sumando kilómetros y sensaciones?
 
Esta tarde hemos hecho la segunda quedada de grupo. Somos cuatro, pero bien avenidos, aunque hoy a los demás les haya tocado sufrir mis buenas piernas desde el inicio (nada que ver con la primera mitad de la mini-carrera de la mañana, un poco más con la segunda). Es divertido correr con este grupo, que se retuerce del esfuerzo en los tramos contra el viento pero no ceja en su empeño. Grandes atletas todos ellos: Alberto; Simón, Soria,...
 
El beneficio es mutuo, se mire por donde se mire. A ellos les aprieto con cierto criterio, buscando su mejoría, sus límites. A mí me gusta sentir su aliento a mi espalda, correr hombro con hombro, animarles a salir después de una pausa, o cuando flaquean las fuerzas...
 
El primer día de agosto se ha ido casi sin hacer ruido, o al menos sin un ruido audible para la mayoría. Las temperaturas han descendido ligeramente, el viento ha soplado con fuerza y las nubes de polvo han revoloteado por todos sitios. Nada a lo que no esté acostumbrado, después de tres meses.
 
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