lunes, 26 de agosto de 2013

Día 114: pasiones

Km recorridos (día/total): 10,4/853,8                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/248

“El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios… pero hay una cosa que no puede cambiar: no puede cambiar de pasión.”
(El secreto de sus ojos)

En bastantes ocasiones, la gente se queja de que no tiene tiempo para hacer lo que le gusta. Debe ser porque simplemente le gusta, pero no le apasiona. Cuando encontramos algo que nos apasiona, rápidamente hallamos la forma de que las múltiples piezas que componen nuestro día a día se ajusten de tal manera que el tiempo surge, no se sabe muy bien de dónde, para que podamos disfrutar de nuestra pasión. Claro está que no lo hace espontáneamente, sino que se requiere, al menos al principio, un esfuerzo que en realidad no lo es tanto, cuando de pasiones se trata.

Encontrar un hueco para mi pasión en Herat es relativamente sencillo: me basta con levantarme una hora antes del comienzo de mi actividad profesional. Es el tiempo que necesito para levantarme, vestirme, calzarme las zapatillas, correr veinticinco o treinta minutos, ducharme y estar listo para comenzar la jornada laboral. Si ésta comienza a las ocho, me pongo el despertador a las siete. Si, como hoy, tengo que estar preparado a las siete y cuarto, no importa que sea domingo:  a las seis y cuarto sonará el despertador y, con más o menos sueño, me desperezaré al ritmo que me pida el cuerpo (normalmente, a esas horas, suele ser poco exigente).

Hoy, por otro lado, y dejando un poco de lado el suave entrenamiento (mañana y tarde, para compensar un poco la falta de kilómetros, pero de forma muy relajada), ha sido un gran día para nuestras 60 NM Solidarias del Repliegue QiN-Herat. Gracias a unas cuantas personas que están haciendo lo imposible para dar a conocer el proyecto, nos encontramos con que la idea está llegando a muchísima gente que está interesada en colaborar con nosotros.

De hecho, Alberto, Pascual y yo nos hemos dado cuenta de que lo que empezó como una mera ilusión hace escasamente una semana se ha convertido en un éxito potencial, a la vista de la repercusión que está alcanzando. Me imagino que muchas veces las cosas son así de sencillas, y sólo hay que ponerse manos a la obra. No hacen falta grandes pensadores, sino personas comprometidas que se pongan manos a la obra. En este caso, estar metido en este proyecto con Alberto y Pascual me hace ver lo sencillo que es todo cuando no se trata de intereses personales, sino de una pasión en común: correr.

Mañana se inicia la última semana de este mes. Cuando comencé la misión, hablaba de que me gustaba la época porque era fácil diferenciar claramente tres fases: el final del curso, el verano y el principio del curso siguiente. Método fraccionado, pequeños objetivos a corto y medio plazo. Pues bien, está a punto de finalizar esta segunda fase, y aunque el cansancio comienza a hacer mella, se vislumbra, a lo lejos, el final de esta aventura.

Yo, sinceramente, lo llevo mejor cuando me invade la pasión por lo que hago. Me apasiona correr, mucho más aún cuando sé que los kilómetros que corro no son en balde. A lo largo de los últimos cientos de ellos, he cultivado una buena amistad y he reverdecido otra que se hallaba en estado latente. Curiosamente, dentro de una pasión, y gracias a ellos, ha nacido otra pasión, que es la que me ocupa las horas desde hace unos días. Ambas, en cualquier caso, van creciendo con el transcurrir de los días, haciéndose grandes, echando raíces.

En serio, no sé si sabré enfocar mi vida de otra manera cuando todo esto pase.

No sé siquiera si querré que así sea.

Tampoco creo que pudiese hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario