Km recorridos (día/total): 4/166 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/83
Cuando participé en la Titan Desert hace cinco o seis años, hubo una etapa especialmente dura en cuanto a condiciones climatológicas, que se vieron acentuadas por la longitud de la etapa y el terreno: casi 125 kilómetros de terreno arenoso y pedregoso. En aquella ocasión se alcanzaron los 48ºC, y la media de temperatura del día rebasó los 41ºC. El aire soplaba tan caliente, que parecía proceder de un secador de pelo. Yo llegué a meta tras ocho horas y media de penoso esfuerzo, deshidratado, desmoralizado y con el estómago descompuesto.
Al finalizar cada etapa nos daban un roadbook con las características de la siguiente. Lo cogí, aún pensando que no me haría falta, porque no estaba en condiciones de salir. Sin embargo, una foto que me llegó allí, en medio de la nada, me proporcionó toda la energía necesaria para los dos días siguientes.
La necesitaría toda. Me pasé, eso sí, toda la tarde tumbado sobre una colchoneta y mi saco de dormir, intentando recuperarme del esfuerzo (luego descubrí en la Ruta de los Conquistadores, en Costa Rica, que se puede sufrir mucho más durante mucho más tiempo), a resguardo de una tormenta de arena que hubo a media tarde. Por cierto, ese día me levanté a las cinco y media de la mañana para ir a correr mis diez minutos antes de la etapa. ¡Mis compañeros de jaima no daban crédito a lo que veían!
En Camp Arena, a mediodía de hoy, se han alcanzado los 42ºC, y un índice de humedad relativa del 4,7%. Unas condiciones especialmente duras en pantalón largo y botas.
Ya a primera hora de la mañana (hoy, por ser sábado, he salido un poco más tarde que de costumbre) el calor apretaba de lo lindo. Luego, el día ha sido un infierno. Ha habido un rato (tristísimo rato, por otro lado) en el que me ardían las mejillas. Pues bien, todavía en estas condiciones de temperatura y humedad, a las dos de la tarde, ¡he visto a gente corriendo por el perímetro de la base! En cualquier caso, será cuestión de ir mentalizándome para el verano que está a la vuelta de la esquina.
El de hoy ha sido un día triste, marcado por trágicos acontecimientos que se han llevado varias vidas de gente joven. Me apena muchísimo pensar en lo frágil que es, después de todo, la existencia de lo que nos rodea. Es terrible que la vida pueda acabar así, de repente, tan lejos de los tuyos. Hoy descubrí que con una humedad tan baja y este calor, las lágrimas no tienen tiempo, antes de evaporarse, de resbalar por las mejillas, calmar su ardor, y caer al suelo.
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