domingo, 9 de junio de 2013

Día 37: el lado bueno del camino

Km recorridos (día/total): 4/170                                                 Vueltas dadas al perímetro (día/total): 2/85

Los domingos suelen ser días un poco más relajados que el resto. En lugar de ir a desayunar al comedor, por un día me permito el lujo de ir a una pizzería italiana que hay cerca de mi alojamiento y desayunar un capuccino con un pastel de frutas y canela riquísimo, en lugar del zumo, el yogur y las tostadas del resto de los días de la semana. Así, también me puedo tomar las cosas con más calma, dormir hasta un poco más tarde y variar un poco mi rutina diaria.

Bandera a media asta

Salir a correr un poco más tarde no sólo se nota por la temperatura, que es bastante más alta que a las siete menos cuarto. También está el inconveniente de los vehículos que empiezan a circular a esas horas y que, en según qué zonas, levantan una intensa nube de polvo que me obliga a ir buscando todo el tiempo, en función de la incidencia del viento, el lado bueno del camino. O sea, que hay que ir seleccionando por qué lugar quiere uno correr cuando ve un vehículo a lo lejos, porque tal vez merezca la pena cambiarse de lado de la carretera y, aunque en ese sitio el terreno sea más duro, evitar de esa forma la polvareda.

Por lo demás, continúo con mi progresión, y ahora mismo estoy nuevamente disfrutando mucho de la carrera de por las mañanas, aún cuando el calor y el polvo reducen drásticamente mis prestaciones. Como contaba hace un par de días, me hace muchísima ilusión poder correr el cinco mil que organizarán el próximo viernes los americanos.

Será una buena ocasión para, además del euro por día de carrera (puedes leer al respecto en el artículo Reinventando el Proyecto 101), sumar cinco kilómetros de competición y comprobar si, verdaderamente, los problemas musculares son historia. Sé que, en cualquier caso, serán alrededor de 17 minutos agónicos, pero me da igual. No sé hacerlo de otra manera, y será divertido correr con gente a la que no conozco de nada, atléticamente hablando.

Hoy quiero agradecer especialmente un mensaje de ánimo que he recibido de alguien a quien no he tenido el placer de conocer personalmente, pero con quien he intercambiado varios correos en los últimos meses. Me consta que Javier leerá esta entrada, así que quería expresarle de esta forma, en lugar de hacerlo en un correo personal, su mensaje de esta tarde. En efecto, las condiciones no son las idóneas, y muchas veces uno se sienta delante del ordenador sin saber muy bien no ya por dónde irán los tiros, sino si es posible que ya no le quede ningún cartucho en la recámara. Recibir mensajes como el suyo de esta tarde me anima a seguir enfrentándome a la carretera y a la pantalla cada día. Gracias.

Mañana comienza una nueva semana. Únicamente deseo que sea tranquila en todos los sentidos y que los segundos no arrastren ningún tipo de dolor. Sé que será complicado, pero es mi deseo y mi esperanza: que no ondeen banderas a media asta ningún día de la semana. Ojalá sea así.

1 comentario:

  1. Haca tiempo que no te visitaba pero he estado algo retirado de la blogosfera. Espero que esas molestias termine de irse y que te va lo mejor posible. Cuídate y a por ese 5000.

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