lunes, 17 de junio de 2013

Día 45: evolucionando entre concertina

Km recorridos (día/total): 6/215                                           Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/106
 
De nuevo he vuelto a correr solo y, sin embargo, poco me ha importado. Ha comenzado otra semana, así que hoy tocaba cambio de zapatillas y de sentido, simplemente por cambiar la rutina y darle un nuevo toque a mi entrenamiento afgano. Por suerte, las Brooks Cascadia 7 naranja y negro que compré una tarde de abril en Murcia (qué lejos quedan ya las tardes de abril) me van como anillo al dedo. Mis pies ni las notan.
 
Lo cierto es que cada día es un poco mejor que el anterior, al menos deportivamente hablando (también en muchos otros sentidos que no vienen a cuento). Llevo dos días seguidos en los que he aumentado el tiempo de continuo, de tal forma que las dos primeras vueltas han sido sin parada intermedia, y luego ha habido una tercera un poco más tranquila. Es parte de la evolución que espero seguir de aquí a septiembre, cuando me centraré, si todo va bien, en una preparación un poco más exhaustiva de cara a mi regreso a casa.
 
De momento, y una vez superados todos los achaques del primer mes, voy mejorando día a día y disfrutando cada vez más de la carrera a pie, lo cual es una buenísima señal para mí. De repente, me encuentro haciendo cálculos, kilómetros y planificaciones. Es un síntoma inequívoco de que lo que me ilusiona correr cuando no me duele nada.
 
Seguramente, a partir de esta semana introduzca un par de tardes de carrera muy suave, que tal vez me sirva de calentamiento para mis rutinas de swissball y TRX. Y es que no lo he dicho, pero llevo varias sesiones descubriendo las posibilidades de esto último, y la verdad es que me está resultando un gran descubrimiento. Así, mi intención es poder llegar a sumar entre 50 y 60 kilómetros semanales. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa.
 
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De momento, el calor está dándome una pequeña tregua, aunque vienen días en los que las temperaturas subirán de nuevo de los cuarenta grados. Por otro lado, a ver si durante el mes de julio hay alguna otra competición, aunque sea corta, que me motive a trabajar un poco la calidad. También es cierto que el verano es muy largo y que mi temporada, propiamente dicha, no comenzará hasta bien entrado el otoño, así que tampoco es cuestión de perder la cabeza ahora.
 
No obstante, este año pretendo darle un giro radical a mi preparación e introducir sesiones de pista de las que ya hemos tenido ocasión de charlar David y yo antes de venir a Afganistán. Me motiva mucho la posibilidad de mejorar. También la certeza de que, trabajando como es debido, dejaré de sufrir lo que sufro en las carreras cortas por querer ir más rápido de lo que debo.
 
En cualquier caso, y hasta dentro de unos meses, mis horizontes deportivos están delimitados por concertina, merlones, duro asfalto y áridas montañas a lo lejos de las que, según qué día, en ocasiones sopla un aire seco y fresco por las mañanas.

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