jueves, 27 de junio de 2013

Día 55: the earlier, the faster

Km recorridos (día/total): 6,6/289                                     Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/132
 
No es que me haya dado por ser internacional ni nada por el estilo. En realidad, esta entrada la tengo pensada desde ayer aunque como por otro lado ya tenía algo de lo que escribir, preferí dejarla para hoy. A decir verdad, es la primera vez desde que estoy aquí que me ocurre. La mayoría de las ocasiones me siento delante del ordenador sin saber muy bien por donde salir (luego todo fluye, salvo en contadas ocasiones, y es mucho más fácil).
 
Ayer me enteré de que los americanos van a organizar otro cinco mil. Hasta ahí, bien, porque ya lo sospechaba, aproximándose como se aproxima el cuatro de julio. Lo que no esperaba (o tal vez sí, pero me resistía) es que fuese otra vez tan temprano. Incluso más temprano que la vez anterior. Resulta que la salida de la carrera será a las seis de la mañana. Un jueves. Un cinco mil. Conociéndome como me conozco.
 
Así que, como aproveché para decirles que también nosotros estábamos organizando una prueba para la semana próxima, el siete de julio, empezamos un poco con la broma. Que si no saben hacer las cosas. Que aprendan de nosotros. Que nuestra carrera es más corta. Que es más tarde. Que es en domingo. Que tendremos un toro que pega calambrazos a los rezagados (bueno, eso no se lo dije: ya se enterarán). Que luego pondremos chocolate con churros...
 
Pero lo cierto, al fin y al cabo, es que su cinco mil será a las seis de la mañana, y que allí estaremos para dar guerra. The earlier, the faster (cuánto más temprano, más rápido). O sea, que no les voy a regalar nada, y que si ponen un cinco mil a las cuatro y media iré también, y saldré a muerte, y el que quiera ganar tendrá que pegarse un buen calentón, que el mío ya lo tengo asumido y no me duele (ahora, me refiero; luego en carrera es otra cosa). Así que si esperan que vaya el día cuatro a felicitarles el cuatro de julio, que sepan que iré, mentalizado a tope. Y tres días más tarde, San Fermín.
 
Entre tanta historia, no he contado nada de este nuevo día, tan parecido, tan diferente al anterior ;-), que afortunadamente volvió a amanecer nublado. Por primera vez en los últimas dos semanas no he salido a rodar solo. Hoy me ha acompañado Manu, a pesar de andar con una leve infección de garganta, y nos lo hemos tomado con mucha calma, que tampoco está mal. Luego ha soplado un viento fuerte del norte que arrastraba polvo en suspensión, hasta tal punto que, después de toda la tarde al aire libre por una cosa u otra, los ojos me escocían una barbaridad a la hora de la cena.
 
Llegada esa hora, yo ya no tenía ni ganas de cenar ni nada de nada, de lo cansado que estaba (y estoy). Afortunadamente, la compañía era muy agradable y ha sido una velada estupenda, con muchas, muchísimas risas, que tanta falta hacen. Y mañana ya es viernes. Y este fin de semana tiene domingo (en Silverstone, por cierto). Y yo estoy feliz.

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