miércoles, 12 de junio de 2013

Día 40: afilando los cuchillos

Km recorridos (día/total): 6/184                                            Vueltas dadas al perímetro (día/total): 3/92
Parece mentira el juego que da una carrera. Aquí, desde que se sabe que hay una competición el viernes, el ambiente ha cambiado por completo. Ahora, cuando salgo a rodar, se ve a la gente afinando y metiéndose un poco de calidad. Hay quien ha comenzado incluso a acostumbrar el cuerpo al horario. Las seis y media de la mañana no es una hora habitual para correr, mucho menos para competir y exigirle al cuerpo unas prestaciones decentes.
Lo normal el viernes sería levantarse tres horas antes de la carrera pero, en esta ocasión, voy a declinar el honor de despertarme tan temprano, que luego el día es muy largo y de lo que se trata es de pasarlo bien. En cualquier caso, para activarme como es debido, al menos cuarenta y cinco minutos antes del inicio de la prueba saldré a rodar un par de kilómetros y meteré algunas progresiones no muy largas, para ir despertando.
Después, a las seis, que es cuando hay que hacer la inscripción, estiraré bien y me hidrataré, sobretodo porque después de toda la noche la boca y la garganta se resecan muchísimo, y estoy seguro de que cuando empiece a correr el cinco mil, al poco estaré deseando haberme hidratado convenientemente. Por suerte no será mucho tiempo de prueba, porque aún a pesar de la hora tendremos más de veinte grados, una humedad relativa muy baja y el sol habrá comenzado a calentar con intensidad.

A mí me gusta el ambiente que se ha creado alrededor de todo esto. Hay un montón de gente que se va a animar a correr, cada uno a su ritmo, y para mí eso es un aspecto digno de mención, especialmente cuando uno podría elegir quedarse en la cama sin más. Pero no, aquí se preguntan unos a otros, se hacen cálculos de tiempos y alguno que no tenía previsto correr se ha visto circunstancialmente entre la espada y la pared y no ha tenido más remedio que apuntarse con media sonrisa. Hay que aplaudirlo, qué duda cabe.
Quedan sólo dos días. Yo, invariablemente, desde hace unos días sólo pienso en la carrera y enfoco todos mis pensamientos deportivos en sensaciones, tácticas y ritmos. Al final, por muchas vueltas que le dé, y por más que dude entre correr de una manera u otra, sé que tiraré por el camino más sencillo. O sea, que saldré a tope y con el paso de los kilómetros me daré cuenta de si he acertado o no con la no táctica. Por entonces, será demasiado tarde para corregir y tocará sufrir un poquito. Pero estoy hecho a ello, y antes de que me quiera dar cuenta estaré enfilando la línea de meta.
Por cierto, ya tocaba una entrada exclusivamente sobre deporte. Un oasis en medio de este desierto de días demasiado parecidos los unos o los otros. Bendita carrera.

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